LA DEMOCRACIA IMPERIAL

viernes, 13 de mayo de 2011

Situación y futuro de la Democracia

Entrevista a Noam Chomsky
Vikas Shah.Thought Economics.
Traducción: Red Kite. (Tomado de “Rebleión”).

Una mirada al Reino Unido, Estados Unidos y Europa.
Pregunta: ¿Hasta qué punto son libres y democráticas nuestras sociedades?
Noam Chomsky: Atendiendo a estándares históricos, estas sociedades son bastante libres. Son democráticas en el sentido de que tienen elecciones formales que no están amañadas y todo eso. No son democráticas en cuanto a que hay otras fuerzas, que no tienen nada que ver con lo popular, que afectan de manera determinante a quién puede presentarse a unas elecciones. Estados Unidos es el caso más extremo a este respecto.
En este momento, las elecciones en Estados Unidos están básicamente compradas. No puedes presentarte a unas elecciones a menos que dispongas de una enorme cantidad de capital, lo que significa que, aunque no representan ni al 1% de la población, son sobre todo las grandes corporaciones las que proporcionan ese respaldo de capital. En las elecciones de 2008, por ejemplo, lo que llevó a Obama a la victoria final fue una sustancial ayuda procedente de instituciones financieras que son ahora el núcleo de la economía. Se estima que las próximas elecciones costarán unos 2.000 millones de dólares, y solo hay un sitio al que acudir en busca de una suma de dinero semejante.
Antes solía haber un sistema de asignación de puestos en los comités del Congreso a los que se accedía por veteranía y todo eso. Ahora mismo, generalmente se exige que quienes aportan fondos estén en el comité del partido, lo que significa que incluso esos puestos están, en gran medida, comprados. Esto significa que la opinión popular está mucho más marginada. Esto se ve muy claro en cualquier asunto del que se trate. Se dice que el gran problema ahora mismo, a nivel nacional, es el déficit. Pues bien, la gente tiene ideas sobre cómo acabar con el déficit. Por ejemplo: gran parte del déficit es el resultado de un sistema de salud altamente defectuoso cuyo coste per cápita es cerca del doble que en otros países y que, en modo alguno, obtiene mejores resultados; de hecho, los resultados son bastante más pobres. La población se ha mostrado desde hace tiempo a favor de cambiar a un tipo de sistema nacional de salud, que sería mucho menos caro y (a juzgar por los resultados) nunca peor, incluso puede que mejor. ¡Solo eso ya eliminaría el déficit! ¡Y ni siquiera se ha considerado!
P: ¿Qué es lo que realmente mueve nuestra política exterior y cómo nos afecta eso a nosotros, los ciudadanos?
NC: La política exterior del Reino Unido y Europa tiende a seguir a Estados Unidos; no completamente, pero EE UU sigue siendo el principal conductor de la política exterior. No es ningún secreto qué es lo que mueve la política exterior. Bill Clinton, por ejemplo, fue bastante explícito sobre ello. Su postura, expresada con claridad en el Congreso, fue que EE UU tiene derecho a llevar a cabo una acción militar unilateral, apoyado en ocasiones por una –así llamada– coalición de los dispuestos, para asegurarse recursos y mercados y que debe tener fuerzas militares desplegadas –lo que significa bases extranjeras en Europa y en cualquier otra parte– para modelar los acontecimientos en nuestro interés.
Nuestro interés no significa el del pueblo americano, sino el interés de quienes diseñan la política; fundamentalmente, las grandes corporaciones.
La política exterior puede emprenderse por vías que puedan perjudicar a la seguridad. De hecho, no es infrecuente, después de todo. Si seguimos la Comisión Chilcot [la comisión del parlamento británico encargada de investigar el papel del Reino Unido en la Guerra de Irak. N. del T.], la jefa del MI5 testificó –como mera extensión de algo que ya se sabía– que tanto Estados Unidos como Gran Bretaña reconocían que Sadam Husein no era una amenaza y que la invasión aumentaría, muy probablemente, la amenaza del terror. Y de hecho, ¡lo hizo! Aproximadamente siete veces en el primer año, según estadísticas cuasi oficiales. Así que se emprendió una invasión que provocaría daños a los ciudadanos de los países invasores, como en efecto ocurrió. Al principio, por supuesto, los motivos se presentaron con las coletillas habituales, es decir, con el dossier informativo que acompaña cada uso de la fuerza, con alusiones a la democracia y a toda clase de conceptos maravillosos. Cuando empezó a verse claro que los objetivos de la guerra no iban a alcanzarse con facilidad, hacia el final de la invasión, ciertas políticas se establecieron con claridad. En noviembre de 2007, la Administración Bush emitió una Declaración de Principios que establecía que cualquier acuerdo con Irak habría de garantizar la capacidad ilimitada de las fuerzas norteamericanas para operar allí –esencialmente, bases militares permanentes– y que dicho acuerdo debería también asegurar la posición de privilegio de los inversores de EE UU sobre los sistemas de energía. En 2008 Bush reiteró, y de hecho, reforzó, este aspecto en un mensaje al Congreso, en el que dijo que haría caso omiso de cualquier legislación que limitara la capacidad norteamericana para usar la fuerza en Irak o que interfiriera con el control norteamericano sobre el petróleo iraquí. Esto se declaró muy clara y explícitamente. En realidad, EE UU tuvo que dar marcha atrás en sus objetivos como consecuencia de la resistencia iraquí; pero los objetivos en sí mismos fueron claros y explícitos, y no tenían nada que ver con la seguridad de los norteamericanos. Esto mismo es cierto en cualquier otra parte. Un eminente especialista en Pakistán revisó recientemente las políticas norteamericanas en Pakistán y Afganistán, revelando una vez más que estas políticas están aumentando de manera significativa la amenaza del terror y hasta posiblemente del terror nuclear.
Sus conclusiones fueron que los soldados norteamericanos y británicos están muriendo en Afganistán para hacer el mundo menos seguro para los norteamericanos y los británicos. Esto no es tan infrecuente. La seguridad no es, típicamente, una prioridad esencial de los Estados. Hay otros intereses.
P: ¿Hasta qué punto están influenciados los medios por los objetivos del Gobierno y de las empresas?
NC: Hay casos en los que tiene lugar una interferencia directa del Gobierno y de las empresas, pero no creo que ese sea el principal problema en lo tocante a la influencia del Gobierno y las empresas sobre los medios. Tomando a Estados Unidos como ejemplo, los medios son grandes corporaciones, o sea que no es una cuestión de influencia empresarial; son corporaciones que están estrechamente ligadas al Gobierno. Hay un flujo constante de gente entre las corporaciones y el Gobierno; las interacciones son muy estrechas.
El entramado de selección de los contenidos sobre los que se debe informar, cómo se debe informar y demás está modelado de manera determinante por los intereses compartidos de las élites del mundo de los negocios, el Gobierno, etc. De hecho, en las universidades no es diferente, y puede verse día tras día. No hay más que fijarse en la zona de exclusión aérea en Libia. En Libia, la intervención –tanto si uno la aprueba como si no– la están llevando a cabo las tres potencias imperiales tradicionales: EE UU, Gran Bretaña y Francia. Hay una participación marginal de algunos otros países de la OTAN, pero los principales países rehúsan involucrarse, y muchos simplemente se oponen a ella. Los BRICS [grupo integrado por cinco países con gran territorio y población: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. N. del T.], por ejemplo, están en contra, y Turquía no quiere involucrarse.
Pues bien, estos tres, este triunvirato imperial, dieron gran difusión en su propaganda a una petición de la Liga Árabe sobre una zona de exclusión aérea. La declaración de la Liga Árabe era bastante tibia, y así fue calificada poco después, pero había, de hecho, una llamada en pro de una zona de exclusión aérea. Al mismo tiempo, la Liga Árabe solicitó una zona de exclusión aérea sobre Gaza. En Estados Unidos, literalmente no se informó de eso. Aunque algunos periódicos pequeños puedan haber hablado de ello, no hubo ningún medio importante –ni el New York Times, ni el Washington Post, ninguno de los grandes– que informara de ello. En realidad, en toda la prensa angloamericana, la única mención apareció en el Financial Times. Bueno, se trataba de una zona de exclusión aérea sobre Gaza… algo que no se ajusta a los intereses norteamericanos y, en consecuencia, no era noticia. Al mismo tiempo, la zona de exclusión sobre Libia sí que se ajustaba a los intereses del triunvirato imperial, así que eso era una noticia importante. Y este es el estándar; ocurre a todas horas.
Uno de los ejemplos más impactantes que nos dice algo sobre la cultura intelectual generalizada tiene que ver con Wikileaks. La filtración que recibió, con diferencia, la mayor atención en términos de titulares y comentarios eufóricos fue que los árabes apoyaban la política norteamericana con respecto a Irán, la hostilidad hacia Irán. Eso estaba por todas partes y fue muy interesante, porque a lo que se refería en realidad era a los dictadores árabes.
¿Y qué hay de la opinión pública árabe? Bueno, eso también fue estudiado, y fue estudiado por las más prestigiosas instituciones de encuestas norteamericanas y publicado por instituciones tan prestigiosas como Brookings. ¡La prensa no informó sobre estos estudios! En Estados Unidos, literalmente no se informó. Creo que hubo un reportaje en Inglaterra. Estos estudios colocan a Egipto como el país más importante de la región, y en Egipto el 90% de la población considera a Estados Unidos como la amenaza más importante. El 80% cree que la región sería más segura si Irán tuviera armas nucleares. Solo un pequeño porcentaje, puede que un 10%, considera a Irán una amenaza. Esas cifras son bastante similares en toda la región. Pero para los políticos, eso no tiene importancia. Mientras los dictadores nos apoyen, ¿qué más da?
Esto nos lleva de vuelta a nuestra primera pregunta sobre la actitud hacia la democracia. La actitud es que la población no importa, mientras esté bajo control; y esto se puede comprobar. Este es, por cierto, un problema bastante viejo. Si tuviéramos una información seria sobre estos temas, no solo se informaría sobre la opinión pública árabe, sino también sobre el hecho de que la política de ignorar a la opinión pública árabe ha estado presente desde hace tiempo. En los años 50, el presidente Eisenhower estaba preocupado por lo que él llamaba la ‘campaña del odio’ en el mundo árabe; no por parte de los Gobiernos, sino de la gente.
En el mismo año, el Consejo de Seguridad Nacional publicó un estudio que concluía que la percepción entre la gente del mundo árabe era que Estados Unidos apoya a las dictaduras brutales y violentas, bloqueando la democracia y el desarrollo, y lo hace para mantener el control sobre sus fuentes de energía. Acabó concluyendo que la percepción (de los objetivos en política exterior) era más o menos exacta, y que, mientras los dictadores nos apoyaran, ¿a quién le importa que haya una campaña de odio?, siempre y cuando podamos controlar a la población… Eso se ha mantenido como una política consistente, dramáticamente patente hoy día, y como puede verse por la reacción a estas filtraciones e informes con datos cruciales no publicados, se ha convertido en una actitud generalmente aceptada entre los sectores mejor formados.
P: ¿Cuál es la verdadera naturaleza de la subversión informativa que se aprecia en los gobiernos y las grandes corporaciones?
NC: Yo diría que, hasta ahora, hay miles de páginas con información detallada sobre este tema. Sin ir más lejos, miremos los temas que acabamos de mencionar. ¿Es importante para nosotros saber que la invasión de Irak se emprendió con la expectativa de que aumentaría el terrorismo?, ¿que se emprendió con la intención de asegurar que las corporaciones norteamericanas tuvieran acceso privilegiado al petróleo iraquí? ¿y que se convertiría en una base militar permanente de EE UU?
Yo creo que habría sido importante para el público saber eso. Creo que sería importante para el público saber que la opinión pública árabe es tan hostil al poder occidental (en concreto, a EE UU) que considera a EE UU como la primera amenaza y cree que la región estaría mejor si Irán tuviera armas nucleares. ¿Es importante para la gente de Estados Unidos y Gran Bretaña saber eso? ¡Yo diría que sí! Y podríamos seguir con otros casos. Por ejemplo, ¿es importante para los norteamericanos saber que, si tuviéramos un sistema de salud similar al de otras sociedades industrializadas, el déficit se eliminaría y no tendríamos que ir contra las pensiones de los maestros o el pago de medicinas para los ancianos, etc? Sí; creo que sería importante saberlo. ¡De hecho, creo que eso debería ser un titular a toda plana!
Toda esta información puede obtenerse a poco que se investigue, pero ni siquiera se menciona a los ojos del público.
P: ¿Qué influencia ejercen las grandes corporaciones en la sociedad?
NC: Las corporaciones juegan un papel determinante en la sociedad. No creo que este hecho sea ni siquiera discutible. Adam Smith ya hacía apreciaciones similares hace tiempo, señalando que en Gran Bretaña los principales arquitectos de la política eran los comerciantes y los industriales, la gente que era dueña de la sociedad, y se aseguraban de que se sirviera a sus intereses sin importar el doloroso impacto para el pueblo de Inglaterra. Esto es mucho más cierto hoy día, con concentraciones de poder mucho mayores; ahora ya no somos solo industriales: tenemos instituciones financieras y corporaciones multinacionales. Tienen una enorme influencia, y esa influencia puede ser no solo dañina, sino letal en muchos casos.
Tomando como ejemplo a Estados Unidos, las corporaciones han estado realizando grandes campañas propagandísticas para convencer a la población de que el cambio climático no es una amenaza. Esto ha llevado, en efecto, a la mayoría de la gente a estar de acuerdo en que no es un problema real. El capital privado ha sido también el instrumento principal que ha llevado al Congreso a un nuevo grupo de notables, unas figuras que son, prácticamente todas, negacionistas del cambio climático. Estos individuos están a punto de aprobar una legislación que reduzca los fondos del organismo internacional (el IPCC) [Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, el comité de expertos auspiciado por la ONU para tratar este asunto. N del T.] y la capacidad de la Agencia de Protección Ambiental, que puede que ni siquiera sea capaz de monitorizar el efecto de los gases de efecto invernadero ni de llevar a cabo otras acciones que podrían reducir el impacto del calentamiento global, que es una amenaza muy seria. Esto lo han hecho los ejecutivos de las grandes empresas mediante campañas de propaganda y financiando a las figuras políticas que dinamitan esos esfuerzos. Ellos comprenden tan bien como cualquiera que el calentamiento global es una amenaza muy grave, pero aquí entra a jugar el rol institucional. Cuando eres el consejero delegado de una gran empresa, tu tarea es maximizar el beneficio a corto plazo. Eso es mucho más cierto ahora de lo que lo haya sido nunca antes.
Estamos en una nueva fase del capitalismo de Estado en la que el futuro simplemente no importa demasiado; ni siquiera la supervivencia de la empresa importa demasiado. Lo que importa cada vez más es el beneficio a corto plazo, y si no es eso lo que persigue un consejero delegado, será reemplazado por otro que lo haga. Este es un efecto institucional, no personal, y tiene extraordinarias implicaciones en la sociedad. De hecho, podría destruir nuestra propia existencia.
P: ¿Hasta qué punto existe todavía un sistema de clases en las sociedades occidentales?
NC: Las clases dirigentes están librando constantemente una dura guerra de clases y son conscientes de ello. Si leemos la prensa de negocios, se lamentan del peligro al que se enfrentan los empresarios, del creciente poder político de las masas, de la necesidad de pelear en la interminable batalla por las mentes de la gente, etc. ¡Y actúan al respecto! Continuamente realizan grandes campañas que garanticen que la concentración de poder en manos del sector empresarial siga creciendo.
En los últimos treinta años, más o menos, ha habido cambios en la naturaleza de la economía, que se ha desplazado desde el capitalismo hacia el capitalismo de Estado. Gran parte del dinamismo de una economía proviene del Estado; los ordenadores, Internet, la revolución tecnológica, etc. Las aplicaciones vienen del sector privado, pero no la investigación y el desarrollo. Eso sigue siendo cierto en todas las áreas. En los últimos treinta años ha habido un cambio significativo hacia la ‘financialización’ de la economía.
Las instituciones financieras tienen ahora una cuota mucho mayor en los beneficios económicos de la que tenían hace cuarenta años. Se ha dado también otro desplazamiento hacia la externalización de la producción, que, en realidad, coloca a los trabajadores de todo el mundo en competición, con consecuencias obvias. Esos movimientos han puesto en movimiento un círculo vicioso en el que la riqueza esta cada vez más concentrada en una población extremadamente pequeña.
En Estados Unidos, el primer factor de desigualdad es la concentración extrema de la riqueza en una fracción del 1% de la población, que incluye a consejeros delegados, directores de fondos de inversión, etc. Según aumenta esa concentración de la riqueza, lleva consigo una concentración de poder político, dado que la riqueza tiene un enorme efecto sobre el sistema político, y el poder político, a su vez, conduce a una legislación que refuerza la concentración de la riqueza. Políticas fiscales, desregulaciones, normas sobre los estatutos de las empresas, etc. Este ciclo existe en todo el mundo, pero en Estados Unidos es demoledor.
Como muestra, en la última generación hemos visto repetidas crisis financieras que simplemente no se daban en los años 50 o en los 60, cuando las medidas de new-deal [programas económicos intervencionistas impulsados en los años 30 por Roosevelt para superar la Gran Depresión. N. del T.] todavía estaban vigentes y el sistema financiero estaba mucho más restringido. Las crisis cada vez mayores ya no son un problema para los grandes bancos y los grandes inversores porque pueden confiar en papá Estado para que los rescate. Si tuviéramos un sistema capitalista, las crisis financieras serían graves, pero sus consecuencias se saldarían únicamente con la bancarrota de los culpables, con lo que Goldman Sachs, JP Morgan Chase y Citigroup simplemente no existirían; ¡habrían entrado en bancarrota hace mucho tiempo! Pero como no estamos en un sistema capitalista, han sido rescatados de manera reiterada por el contribuyente. De hecho, se los ha considerado por parte de las políticas reguladoras gubernamentales como “demasiado grandes para caer”, y las agencias de calificación lo tienen en cuenta. Cuando establecen el nivel de riesgo de Goldman Sachs, tienen en cuenta que, si se embarcan en muchas transacciones de alto riesgo y, por tanto, consiguen un enorme beneficio que termina colapsando el sistema, habrá un rescate que hará subir la calificación de esas firmas, lo que significa que podrán obtener créditos más baratos, y así sucesivamente. Mientras tanto, para el grueso de la población de las últimas generaciones –es decir, para la abrumadora mayoría– los ingresos han descendido de manera muy notable, mientras que las horas de trabajo han aumentado y los beneficios se han reducido, lo que ha llevado a una población enfadada, frustrada y confusa que está mucho más distanciada de las decisiones políticas. Decisiones que están, en enorme proporción, en manos de una concentración de poder extremadamente pequeña; y los medios de comunicación colaboran en ello, ya que son esencialmente parte del sistema. Hay algunas voces críticas en la periferia –después de todo, esta es una sociedad libre– pero las fuerzas mayoritarias tienden a apoyar al sistema. Estas son tendencias muy antidemocráticas, y también bastante peligrosas.
Una mirada a los conflictos.
P: ¿Cuál es su visión de la ‘guerra global contra el terror’?
NC: El problema es que no existe. No se combate al terror con acciones que se sabe de antemano que aumentarán el terror. La invasión de Irak, de nuevo, se emprendió con la expectativa de que aumentaría el terrorismo, y de hecho lo hizo. Eso no es una guerra contra el terror. No debería haber una guerra contra el terror, sino esfuerzos para debilitar al terror. Los modos de hacer esto son bien conocidos y entendidos. Gran Bretaña es un ejemplo perfectamente válido. Tomemos, por ejemplo, el terrorismo del IRA, que era bastante serio. Mientras Gran Bretaña respondió usando la violencia, contribuyó a una escalada del ciclo del terror. Finalmente –en parte, por la influencia de Estados Unidos y en parte por la presión interna–, la respuesta fue prestar atención a las quejas legítimas que subyacían en las acciones terroristas. Y bien, eso condujo al declive del terror. Por ahora, Irlanda del Norte –aunque no es ninguna utopía– no es, desde luego, como era hace solo quince años. ¡Esa es la manera de abordar el terror! Observar sus raíces, su origen, y hacer algo al respecto.
Una mirada a la globalización y la sociedad
P: ¿Cuáles son sus visiones acerca de la globalización y el desplazamiento del poder económico hacia China y la India?
NC: Antes de nada, deberíamos ser cuidadosos al hablar de “desplazamiento del poder económico”. Es cierto, desde luego, que China y la India han tenido tasas de crecimiento muy significativas, pero se trata de países muy pobres. Echemos un vistazo a su renta per cápita, por ejemplo. Según las cifras del Banco Mundial (que están groseramente subestimadas) China tiene quizá el 5% de la renta per cápita de Estados Unidos, y la India en torno al 2%. Estas cifras deberían multiplicarse por dos o por tres, pero incluso así suponen una pequeña fracción de las occidentales. China ha crecido de manera espectacular, y ha habido un impacto bastante significativo en la reducción de la pobreza y demás. A pesar de todo, China sigue siendo, de momento, una planta de ensamblaje. Si echamos un vistazo al déficit comercial de Estados Unidos con China (algo de lo que se ha hablado mucho) y lo calculamos con exactitud, en términos de valor añadido, resulta que el déficit comercial con China está sobreestimado entre un 25 y un 30 por ciento. El déficit comercial con Japón, Taiwán y Corea del Sur está subestimado en la misma proporción. El motivo es que, dentro del dinámico sistema de producción de Asia del Este, los componentes de alta tecnología vienen de la periferia –de Japón, Corea del Sur y Taiwán– y China los monta. Con el tiempo, esto cambiará, a medida que China vaya escalando peldaños en la escalera tecnológica, pero en este momento es así. Esto es aún más claro en el caso de la India, que tiene cientos de millones de personas que están excluidas por completo del sistema. Los suicidios de campesinos aumentan aproximadamente en la misma proporción que la creación de millonarios. Un par de cientos de millones de personas han obtenido ganancias, mientras otras muchas no, y su situación ha ido empeorando. Existen, además, enormes problemas ecológicos que no son contabilizados como costes, aunque deberían serlo. Lo que está ocurriendo allí es bastante espectacular.
Se ha hablado mucho de que China posee una parte de la deuda de EE UU y de lo que eso implica, y todo eso. Japón posee aproximadamente la misma cantidad de deuda norteamericana, lo que no otorga a Japón ningún poder sobre Estados Unidos. Hay muchos comentarios engañosos sobre estos temas.
P: ¿Cómo cree que será el mundo dentro de 25 años?
NC: Bueno, están ocurriendo varias cosas. Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos era abrumadoramente dominante; su poder ha ido declinando desde entonces, y continúa en declive en este momento. En parte, este declive tiene que ver con el crecimiento cada vez mayor de la producción asiática; no debemos exagerarlo, pero es ciertamente una de las razones.
Otro factor es el ataque interno a la salud de la sociedad norteamericana; la ofensiva de las corporaciones que ha tenido lugar en la última generación ha debilitado seriamente a la sociedad norteamericana.
Hay un ataque al sistema educativo que tendrá graves efectos a largo plazo sobre la economía; hay un ataque generalizado contra la clase trabajadora: el círculo vicioso que antes describí es beneficioso para un pequeño sector de la población, pero es dañino para todos los demás. Las infraestructuras están en un estado lamentable. ¡Cualquiera que viaje a Estados Unidos desde Europa o incluso desde Asia piensa a menudo que está llegando a un país del tercer mundo! Y esto va a peor. No supone un problema para el pequeño sector de ricos y poderosos que externalizan la producción y se dedican a la especulación financiera; para ellos, realmente no importa si el país está en declive. Pero está en declive, y sufre ataques internos.
Estados Unidos tiene una crisis financiera –el problema del déficit y de la deuda– debida a dos motivos. Uno, un presupuesto militar enormemente abultado, que es aproximadamente el mismo que el del resto del mundo junto, y en segundo lugar, un sistema sanitario desregulado, privatizado y altamente deficiente. Esos dos elementos están siendo protegidos, y eso, junto con el círculo vicioso que he mencionado, conduce a graves problemas internos que harán que el declive continúe. Además, el problema medioambiental es muy serio. Si Estados Unidos no se pone en cabeza, el resto del mundo no va a hacer demasiado. Si Estados Unidos mina los esfuerzos para atajar los problemas ambientales –como está sucediendo ahora–, la cosa va a ser aún más grave, y eso es exactamente lo que tenemos enfrente de nosotros, por las razones institucionales que he mencionado. Dentro de treinta años, eso será mucho más importante.
Por desgracia, existe además una amenaza cada vez mayor de guerra nuclear e incluso de terrorismo nuclear. Es por eso por lo que antes mencioné la política de EE UU en Afganistán y Pakistán. Parte de esa política aumenta el riesgo de que materiales fisionables puedan caer en manos de islamistas radicales. Hay que decir que el islamismo radical ha sido fuertemente apoyado durante mucho tiempo por Estados Unidos y Gran Bretaña para combatir el nacionalismo secular. Estados Unidos también ha apoyado los programas nucleares de Pakistán, India e Israel, los tres no firmantes del Tratado de No Proliferación. Todo eso supone una mezcla explosiva.
También va a haber cada vez más conflictos por los recursos. Los recursos se están exprimiendo hasta el límite, y con un crecimiento cada vez mayor, la competencia será dura, lo que conducirá a graves conflictos por los recursos y puede que a guerras de algún tipo. Puede que no se trate de guerras militares, pero algún tipo de conflicto. Si miramos, por ejemplo, a la reserva de energía más importante del mundo, en Oriente Medio, ¡en este momento esos recursos están yendo más al Este que a Occidente! Estados Unidos tolera esto de buen grado; quieren que el petróleo saudí vaya a China para socavar las iniciativas de China en Irán. Eso forma parte de la estrategia geopolítica norteamericana, pero provocará conflictos, y es también cierto para otros recursos como el hierro, el cobre, el litio, etc. Este es un problema grave y creciente, y da una predicción bastante sombría del futuro, a menos que haya cambios significativos.

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OSAMA BIN LADEN Y EL ATENTADO 11 DE SEPTIEMBRE

miércoles, 4 de mayo de 2011

Reflexiones sobre el anuncio oficial de la muerte de Osama bin Laden
por Thierry Meyssan *
El anuncio oficial de la muerte de Osama bin Laden, da lugar a todo tipo de controversias. Centran la atención en los detalles de la narración para ocultar mejor las decisiones estratégicas de Washington. Thierry Meyssan, el anuncio se había convertido en algo esencial ya que los hombres de Bin Laden se han incorporado en las operaciones de la OTAN en Libia y los de la CIA a Siria. Sólo la desaparición de su ex líder virtual les permite volver la etiqueta de "combatientes por la libertad" que disfrutaban en la época soviética.
Preámbulo
En 2001, Osama bin Laden estaba gravemente enfermo y bajo diálisis renal. Se debe tener cuidado en el hospital por lo menos cada dos días. En el verano de 2001 fue aceptado en el Hospital Americano en Dubai (Emiratos Árabes Unidos). A principios de septiembre de 2001 fue trasladado a un hospital militar en Rawalpindi (Pakistán). Pocos días después de los ataques, dio una entrevista en un lugar no revelado a un periodista de Al-Jazeera. En diciembre de 2001, su familia anunció su muerte y sus amigos asistieron a su funeral.
Sin embargo, los EE.UU. Departamento de Defensa consideró que se trataba de una trampa que le permita escapar de la justicia EE.UU.. Sin embargo, entre 2001 y 2011, ningún testigo creíble ha conocido a Osama bin Laden.
Durante este período, cintas de vídeo y de audio atribuida a Osama bin Laden han sido puestos en libertad, ya sea por el Departamento de Defensa o por los medios de comunicación (sobre todo Al-Jazira) o por la inteligencia privada (IntelCenter, SITE Intelligence Group ). La mayoría de estas grabaciones han sido autenticados por la CIA utilizando una metodología no especificada. Sin embargo todas estas grabaciones ha sido desvirtuada por la comunidad de expertos en inteligencia artificial, entre ellas el Instituto Dalle Molle es el estándar mundial en la ciencia forense.
En otras palabras, Osama bin Laden está muerto en diciembre de 2001. Lo que escuchamos hoy en día es un mito.
El anuncio de la muerte de Osama bin Laden
El anuncio de Barack Obama no dio detalles sobre la transacción. " Hoy en día, bajo mi liderazgo, Estados Unidos ha puesto en marcha una operación dirigida contra el complejo en Abbottabad, Pakistán. Un pequeño grupo de estadounidenses llevó a cabo esta operación con una valentía y habilidad extraordinarias. Ningún estadounidense resultó herido. Ellos tuvieron el cuidado de evitar cualquier número de víctimas civiles. Tras un intercambio de disparos, que mataron a Osama bin Laden y su cuerpo recuperó [ 1 ]. El mensaje del presidente fue triple:
En primer lugar, " En noches como esta, podemos decir a las familias que perdieron a sus seres queridos con el terrorismo de Al Qaeda: La justicia se hace ": es decir, el caso está cerrado, nunca habrá un juicio que podría establecer la verdad sobre los atentados atribuidos a Osama bin Laden, incluidos los del 11 de septiembre de 2001.
En segundo lugar, los EE.UU. podría hacer extrajudiciales dicho cumplimiento, no porque sean más fuertes, sino porque fueron elegidos por Dios para aplicar su justicia: " Recordemos que podemos lograr estas cosas no sólo por razones de la riqueza o el poder, sino por lo que somos: una nación bendecida por Dios, indivisible, y dedicada a la libertad y justicia para todos "(traducción oficial).
En tercer lugar, todos los gobiernos de todo el mundo, y principalmente los de los estados musulmanes, se convocó para aplaudir este judiciales ejecución extrajudicial, que marca el triunfo del Imperio, por supuesto, la encarnación del mal: " Su propósito debe ser recibido por todos los que creen en la paz y la dignidad humana . "
¿Por qué dejar de hacer vivir a Osama bin Laden?
La cuestión política principal es por qué los EE.UU. decidió dejar de tocar en vivo el mítico personaje que había creado-el hombre cuando con él de estar muerto desde hace una década?
El hecho de que los combatientes de Bin Laden se han movilizado durante varios meses en operaciones en las que ya no son vistos como enemigos de los Estados Unidos, sino como aliados. No había otra manera de justificar este cambio aparente de que la eliminación virtual de su comandante.
Sin duda, en los próximos meses, los canales internacionales de televisión se explicará que los yihadistas que alguna vez lucharon junto a la CIA en Afganistán, Bosnia y Chechenia contra los soviéticos y rusos, se enredan en el terrorismo internacional, y que su ojos se abrieron a la muerte de Bin Laden, y que puedan continuar su lucha sereno junto a "América", Libia, Siria, Yemen y Bahrein.
Esto ya no será necesario explicar los mapas de abajo para personas como el principal valiente Jamón General Carter. Recordamos a la consternación del comandante en jefe del AFRICOM de EE.UU., los primeros días de la Operación Amanecer de la Odisea ": se había negado a suministrar armas a los rebeldes de Libia debido a que muchos de ellos eran miembros Al-Qaeda que regresan de Irak. Su autoridad fue trasladado de inmediato a la OTAN, acostumbrado a la gestión de las operaciones encubiertas, incluyendo combatientes de Bin Laden.
-Contras en la revolución en curso en el Oriente Medio, los Estados Unidos y la reproducción del mapa a Israel de todos los imperios delante de ellos, basado en el fundamentalismo religioso para suprimir el nacionalismo. La única novedad es que desea que el dispositivo a utilizar tanto los combatientes wahabíes de Bin Laden como armado y Takfirists reclutados de la Hermandad Musulmana como una vitrina política. Esta fusión será compleja, especialmente para incluir a la rama palestina de la Hermandad Musulmana, Hamas, que por el momento-no lo escuchó de esa manera. Se confió la dirección de este nuevo movimiento de la " fatwas "de Al-Jazeera, el jeque Youssef al-Qaradawi, que llama todos los días en el aire para derrocar Muammar Gadafi y Bachar el-Assad.
En esta perspectiva, se organizó el regreso de Al-Qaradawi en su tierra natal. En el caso de victoria, el 18 de febrero pasado, han prohibido a los héroes podium de la Plaza Tahrir y le permitió hablar en su nombre ante una multitud de casi 2 millones de personas. El predicador luego tuvo amplia oportunidad de apropiarse de la revolución fuera de la lucha nacionalista egipcio Nasser y Jomeini-sionismo. Bajo su influencia, los egipcios dieron a elegir una asamblea constituyente y en lugar de modificar la ley de base para declarar el Islam la religión del estado.
Reasignado a Washington
Una vez que los compañeros de Bin Laden eran " luchadores por la libertad ". Fue en el momento de la Heritage Foundation organizó para recaudar fondos para apoyar la yihad del multimillonario anti-comunista, cuando en Hollywood Rambo ayudado a Al Qaeda para derrotar al Ejército Rojo.
Hoy en día, que son nuevos en el " luchadores por la libertad ", cuando le dicen a la OTAN para bombardear objetivos en suelo libio, o cuando se dispara indiscriminadamente contra la multitud y la policía en Siria.
Para coordinar su labor y la de las fuerzas de EE.UU., los cambios en los fondos ya se han celebrado en Riad. El clan de Saidairis impuesto el regreso del príncipe Bandar y el envío de "Águilas Nayef" a los manifestantes masacre en Bahrein y mezquitas chiítas afeitado. Pero los cambios de las cartas son los más importantes están en Washington.
El general David Petraeus, comandante de la Comando Central y Osama bin Laden utilizan las redes para asesinar a la oposición iraquí, fue nombrado director de la CIA. La conclusión es que la administración Obama quiere reducir su compromiso militar en favor de acciones encubiertas.
Leon Panetta, el director saliente de la CIA, es cuando su secretario de Defensa, un puesto reservado para un ex miembro de la Comisión Baker-Hamilton, que era parte con su amigo, Robert Gates. Él será responsable por los limitados compromisos militares en el suelo, excepto los de las fuerzas especiales.
El anuncio oficial, con casi una década de retraso, la muerte de Osama Bin Laden encuentra un anillo y se abre uno nuevo. Su carácter era la punta de lanza de la acción encubierta contra la influencia soviética, y luego de Rusia, antes de convertirse en el choque de civilizaciones de propaganda 11 de septiembre y se utiliza para eliminar la resistencia en Irak. Desgastados, no fue reciclable, por lo que sus combatientes estaban. En la actualidad, se le asignará a la desviación de la "primavera árabe" y la lucha contra el Eje de la Resistencia (Irán, Siria, Hezbollah, Hamas).
11 de septiembre: falsedades al descubierto
por Thierry Meyssan*
A ocho años de la caída de las torres gemelas, se derrumban elementos de la versión oficial: un libro de Eric Raynaud –que retoma investigaciones anteriores, algunas de ellas de la Red Voltaire– concluye que ningún avión de pasajeros se estrelló contra el Pentágono y que las torres no se derrumbaron por el impacto de los aviones
Ocho años después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el periodista Eric Raynaud publica un libro que disecciona la versión gubernamental que Estados Unidos ofreció al mundo. Aunque las autoridades se aferran a su versión de los hechos, ningún experto se arriesga ya a apoyar los detalles de ésta. El enfoque despolitizado de Raynaud permite, efectivamente, la reconstrucción de un consenso en el seno de la sociedad y colmar el abismo existente entre la prensa y el público.
—Usted acaba de publicar 11-septembre, les vérités cachées (11-septiembre, las verdades ocultas). En este libro usted pasa en revista numerosos temas. Pero ¿cuáles son, en su opinión, los elementos más importantes de los que disponemos actualmente y que no se conocían hace ocho años?
—Un hecho esencial ha sido la divulgación del informe de la comisión investigadora instaurada por la administración de Bush-Cheney en el verano de 2004. Sus conclusiones eran tan inaceptables, en el plano intelectual, que han despertado la curiosidad de los pensadores, los científicos, los universitarios, los expertos, etcétera. Los rigurosos trabajos de estos últimos han dado como resultado que hoy, ocho años después de los hechos, están demostrados dos elementos fundamentales: ningún avión de pasajeros se estrelló contra el Pentágono y los derrumbes de las torres gemelas (del World Trade Center) no se debieron a los impactos de los Boeing 767 ni a los incendios provocados por el combustible de éstos. En realidad, la versión oficial sobre los dos hechos esenciales más espectaculares de aquel 11 de septiembre de 2001 está hoy descalificada.
—Es cierto, pero esos elementos ya estaban descalificados antes de la publicación de ese informe. ¿Por qué la publicación del informe cambió la percepción de la opinión pública sobre el tema y dio lugar a las asociaciones de ideas que usted menciona en su libro? Quisiera que se entienda bien el sentido de mi pregunta: ¿Por qué lo que yo (Thierry Meyssan) escribía en 2001-2002 era inaceptable en Estados Unidos y por qué, por el contrario, a partir de 2004 una parte de la opinión pública estadunidense consideró que lo inaceptable era la versión gubernamental?
—En efecto, esos hechos ya eran conocidos. Pero sólo lo eran para aquellos que estaban buscando la verdad, cada uno por su lado. Y estaban totalmente marginados. Las familias de las víctimas, los bomberos de Nueva York, todos los que habían expresado dudas desde el primer día estaban a la espera de ese informe. Ante esa maraña de verdades falsas, de deformaciones de la verdad, de “olvidos” particularmente molestos, toda esa gente saltó a la palestra, por decirlo de alguna manera. Sobre todo porque la credibilidad de gente como David Ray Griffin o Richard Gage y de sobrevivientes que dieron sus testimonios les permitió hacerlo. Desgraciadamente para la administración de Bush, ese momento coincidió más o menos con la aparición de la web 2.0, que fue un instrumento decisivo en esa lucha. Todos, eficazmente agrupados en asociaciones muy específicas y serias, intercambiaban sus informaciones, sus estudios, análisis. La suma de ese enorme trabajo tenía que arrojar como resultado, efectivamente, un cambio en la actitud de la opinión pública ante hechos que se habían vuelto evidentes. Me parece que usted cometió el error de haber tenido razón demasiado temprano sobre el atentado contra el Pentágono. Después de haber tratado de desmontarla por todos los medios, una cantidad considerable de periodistas estadunidenses aceptaron la tesis que usted había presentado. Y ellos mismos lo confiesan hoy en día, como David von Kleist que, después de haber sido un adversario de la tesis que usted expresara anteriormente, se encuentra hoy entre los Truthers (partidarios del movimiento estadunidense por la verdad sobre el 11 de septiembre. Nota del traductor) más activos.
—¿No sería posible considerar las cosas desde otro ángulo? Cuando yo emití las primeras críticas no existía una versión gubernamental coherente, sino un montón de información fragmentaria proveniente de diversas agencias. Siempre me respondían que yo no había entendido nada. Al tratar de unificar toda esa información fragmentaria en una versión única, la Comisión Presidencial se encontró ante la cuadratura del círculo. Su trabajo demostró esencialmente que era imposible contar esa historia de forma coherente. La comisión incluso evitó abordar numerosos problemas, llegando al extremo de olvidar el derrumbe del edificio siete.
—De todas formas el informe de la comisión investigadora estaba condenado al destino que finalmente ha tenido: al rechazo puro y simple por parte de los que estaban esperando lo que iba a decir la administración de Bush. Los atentados fueron un conjunto de hechos tan grandes, todos de carácter único, con algunos que parecen lógicos y otros que parecen menos lógicos, que resultaba una tarea imposible. Por cierto, George Bush se había dado cuenta de eso cuando rechazó, desde el principio, la creación de aquella comisión. Y cedió únicamente ante la presión popular, pero lo hizo tratando de minimizarlo: nada de medios, nada de dinero, poco tiempo y un hombre de confianza como director ejecutivo. A pesar de eso, si dos conocidos periodistas que trabajan para las mayores cadenas, entre ellos el corresponsal de la CNN en el Pentágono, dicen en vivo en los minutos siguientes al famoso suceso que “ningún avión se ha estrellado aquí”, parece difícil que una comisión investigadora gubernamental pueda citarlos cuando el gobierno afirma exactamente lo contrario. El problema de la comisión es que las palabras se las lleva el viento mientras que las imágenes y el sonido grabados van a perdurar. Y se pueden consultar. La misma preocupación existe en el caso del edificio siete. En un informe preliminar, la Federal Emergency Management Agency estipula que “no tiene explicaciones sobre las razones de la caída de este edificio de 186 metros de altura”. La agencia gubernamental encargada de continuar la investigación, el NIST, tampoco tiene explicación para esto… Así que se “olvida” la caída de un edificio prácticamente del mismo tamaño que la Torre Montparnasse (de París) a la velocidad de caída libre –6.5 segundos– en un informe de casi 600 páginas. Finalmente, en agosto de 2008, el NIST encuentra una explicación truculenta que no convence a nadie. Se trata, en efecto, de lograr la cuadratura del círculo. Por cierto, el presidente y el vicepresidente de esta comisión expresaron su desacuerdo en un libro que escribieron juntos posteriormente. Al igual que el abogado que fungía como consejero de esa misma comisión, un exfiscal federal, que escribió recientemente en un libro que el gobierno lo había obligado a mentir, para llamar las cosas por su nombre.
—En un asunto de Estado como éste, los testigos dicen ahora lo contrario de lo que habían dicho anteriormente. Usted citaba hace un instante a Jimmy McIntyre, el corresponsal de la CNN en el Pentágono. El 11 de septiembre él es categórico: ningún avión de pasajeros se estrelló contra el edificio. Pero ese mismo Jimmy McIntyre organiza en abril de 2002 un largo programa especial de la CNN en el que asegura que cuando yo me expreso como lo hago es por antiamericanismo y que es imposible poner en duda que el vuelo 77 se haya estrellado contra el Pentágono. La comisión escuchó sólo a dos testigos, que se retractaron, y descartó a todos los que insistían en contradecir la versión de la administración de Bush. A mí me costó mucho trabajo que la gente incorporara a sus análisis el derrumbe del edificio siete. Varios días después de los atentados, aquel hecho había desaparecido de la memoria colectiva. Y observo que la especulación bursátil anterior a favor de la baja, que antecedió al 11 de septiembre, también cayó en el olvido y, como señala usted en su libro, sólo fue mencionada nuevamente debido al escándalo de Madoff. Además, a pesar de todos mis esfuerzos, todo el mundo –incluyendo a los Truthers en Estados Unidos– se obstina en ignorar el incendio del anexo de la Casa Blanca y la comunicación de los atacantes con la Casa Blanca, en la que se usaron los códigos presidenciales, dos hechos ampliamente probados –el primero fue incluso filmado por ABC– y que impulsaron al consejero antiterrorista Richard Clarke a poner en marcha el Programa de Continuidad del Gobierno. ¿Cómo se explican todos esos ejemplos de amnesia colectiva?
—Sí, James McIntyre se contradijo sin el menor escrúpulo en CNN. A pesar de lo cual sus declaraciones del primer momento siguen estando accesibles. En cambio, el otro colega, Bob Plugh, nunca ha modificado en lo más mínimo su versión. El 11 de septiembre de 2001, McIntyre, corresponsal permanente de la CNN en el Pentágono, reporta en vivo que ningún avión se había estrellado contra el edificio. Posteriormente habrá de retractarse para convertirse en uno de los defensores de la versión gubernamental. En cuanto a la memoria colectiva, ya se sabe que es selectiva y que retiene únicamente –me refiero al público– lo que oye o lee en los medios de prensa. Y los medios estadunidenses, a pesar de tenernos acostumbrados a un mejor desempeño, sólo hicieron su trabajo durante los dos, tres o cuatro días posteriores a los atentados. Lo dice el propio Walter Pinkus, del Washington Post, uno de los veteranos más curtidos de la profesión. Hubo un tránsito muy rápido hacia la perorata controlada por el gobierno. Lo dramático es que se habla ante todo de las dos torres gigantes que se habían derrumbado y de los 3 mil muertos. Tuvo que pasar, en efecto, mucho tiempo antes de que se admitiera que el derrumbe del edificio siete tenía una importancia fundamental, y que era incluso el talón de Aquiles de la versión (del gobierno de) Bush. Hoy en día, toda la gente que tiene que ver con el tema sabe eso. Pero es verdad que tuvo que pasar mucho tiempo. A pesar de eso, todavía hoy, cuando usted pregunta de pronto en una conversación con un grupo de personas, en sociedad, “¿cuántos edificios se cayeron el 11 de septiembre?”, nueve de cada 10 respuestas será “dos”. En cuanto al incendio en el anexo de la Casa Blanca y la utilización de los códigos presidenciales, quizá sea un poco temprano todavía. No porque se trate de información sin importancia, todo lo contrario, sino porque, como dicen, puede ser que haya que darle tiempo al tiempo.
—No son ésos los únicos hechos que han caído en el olvido. ¿Sabía usted que ninguno de los magnates que tenían sus oficinas en el World Trade Center se encontraba allí aquel día porque estaban en Nebraska, precisamente en la base militar de Offutt, donde Bush se unió a ellos al mediodía? Esa información no estaba en mi libro. La publiqué poco después en el principal diario español, El Mundo, que es también mi editor en España. ¿Por qué la gente sigue sin querer tomar en cuenta todos los hechos?
—Sí, supe que cierto número de “consejos de administración” fueron “descentralizados” del World Trade Center aquel día… lo cual es un elemento realmente importante, sobre todo junto con la información que usted menciona. En eso también creo que cuando la máquina se ponga en marcha –y a mí me parece que está empezando a moverse– todo eso saldrá a la luz. Por mi parte, yo tomé una decisión con mi libro: la de contar lo que realmente sucedió el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, en función de lo que hoy es materia de consenso y con elementos irrefutables que el lector puede verificar por sí mismo. Digamos que creo haber redactado una obra de “sensibilización” sobre lo más espectacular que la gente recuerda de aquellos hechos. Y, según las primeras reacciones que he podido conocer, hay muchos que se han quedado muy sorprendidos. Todo eso es muy duro de admitir, pero es real. Se trata de una etapa. Como yo le decía hace un instante, lo demás tiene que venir detrás; pero es bueno tener todo esto en mente.
—Su libro nos muestra que, aunque algunas instituciones defienden aún la versión gubernamental sobre los atentados o algunos expertos apoyan en general las conclusiones (de esa versión), ningún profesional se arriesga ya a defender ningún aspecto en particular. Por ejemplo, se sigue diciendo que Al Qaeda atacó el Pentágono, pero ya ningún experto se atreverá a decir que identificó los restos de un Boeing en el lugar del crimen. O se habla, e incluso se lleva a la pantalla de cine, la rebelión de los pasajeros del avión desaparecido en Pensilvania, pero ya ningún experto se atreve a citar como auténticas las llamadas telefónicas en las que los pasajeros supuestamente dejaron testimonio de esa rebelión. ¿Cómo explica usted que sigan aferrándose a la versión gubernamental cuando no existe ya ningún elemento que la corrobore?
—Yo creo que simplemente no pueden hacer otra cosa. Yo digo en mi libro que la posición de esa gente se ha hecho ya absolutamente insostenible, pero ¿qué alternativa les queda? Ninguna que no sea persistir en la negación o, en el caso de algunos, ser condenados a varios cientos de años de cárcel. Además, eso es exactamente lo que está pasando: ya nadie se arriesga a defender un punto específico (de la versión oficial). Vi un documental sobre el vuelo 93 y sus numerosas llamadas telefónicas. Es posible que el realizador lo haya hecho de buena fe. Su documental es anterior al proceso contra Moussaoui, donde el propio FBI, al tener que presentar los informes sobre esas conversaciones telefónicas, explicó que en 2001 era técnicamente imposible llamar a tierra con un teléfono celular desde la altitud a la que se encontraba el vuelo 93. Así que, después de una confesión de esa magnitud, es muy difícil encontrar un “experto” que se atreva a discutir eso. No tiene nada de sorprendente que los partidarios de la versión oficial se sigan aferrando a ella a pesar de estar irremediablemente atrapados por pruebas como ésa. En cambio, que los medios de prensa que disponen de esas informaciones mantengan ese juego, ya perdido de antemano, sí resulta mucho más sorprendente –si se quiere considerar esa posición como sorprendente–. Aunque he notado, en los cuatro o cinco últimos meses, algunos síntomas, intermitentes pero perceptibles, en algunos colegas.
—Usted puso especial cuidado en recapitular hechos sin ofrecer ninguna interpretación. Tres hipótesis se distinguen a menudo: o la administración de Bush no tenía conocimiento previo de los atentados o tenía conocimiento pero permitió que se perpetraran, o está implicada en su realización. ¿Cómo se sitúa actualmente la opinión pública en Estados Unidos?
—La posición de los Trutherts, como David Ray Griffin, uno de sus inspiradores, con quien tuve la oportunidad de reunirme, es muy clara: “It’s an inside job”, me dijo sin pestañear. Es decir que se trata de un golpe preparado desde adentro, la tercera hipótesis que usted menciona. Estábamos solos, tomando un café, y me impresionó esa confidencia porque venía de un hombre tan preciso como prudente y astuto en sus declaraciones públicas. Aunque dejo casi siempre que mi lector se forme su propia opinión, tengo que decir que mi convicción al cabo de años de estudios sobre este tema es que la administración de Bush estaba perfectamente al corriente de lo que iba a suceder. No son pruebas lo que hace falta. Pero también un sector de esa administración –del lado de los neoconservadores, claro está– había “acompañado” los atentados. No me imagino a un grupo de islamistas manejando toneladas de nanotermita e instalándolas a su gusto por los tres edificios destruidos. Pero la convicción de Griffin me impresionó, porque yo sé que él tiene mucho que escribir aún sobre el tema, y que tiene informaciones de primera mano.
—En Estados Unidos, el Movimiento por la Verdad sobre el 11 de septiembre de 2001 reclama la “reapertura de una investigación”. Esos ciudadanos estadunidenses parecen pensar que se trata de un hecho de crónica roja que pudiera ser juzgado algún día por tribunales civiles y que la razón de Estado no existe. Sin embargo, sea cual sea la interpretación que podamos dar a esos hechos, está claro que esos atentados no sólo rebasan el marco del derecho nacional estadunidense, sino que caen en el campo del derecho internacional, y que la administración de Bush ha hecho de todo para esconder la verdad, ya sea directamente o a través de la comisión investigadora presidencial. ¿Qué significa entonces ese reclamo de una investigación judicial?
—Yo soy exactamente de la misma opinión que usted. Lo sucedido el 11 de septiembre no fue otra cosa que la fabricación de una justificación para emprender operaciones ya planificadas contra Afganistán y, después, contra Irak. Y en mi opinión, ese tipo de cosas cae dentro de la jurisdicción de un tribunal penal internacional. También pienso que los líderes del Movimiento por la Verdad tienen en mente eso mismo desde hace tiempo. Pero, mientras tanto, los cientos de miles de Truthers anónimos tienen, por su parte, sus propias cuentas que saldar en el terreno judicial y han trabajado como locos para eso: abrir una nueva investigación nacional, lograr que sean condenados todos los que mataron o dejaron matar a 3 mil estadunidenses. Es evidente que eso puede ser un inicio ideal para pasar a una fase internacional, pero también es cierto que se corre el riesgo de que se convierta en una etapa muy, muy larga. ¿A pesar de ello, piensan los líderes de los Truthers insistir en ese sentido antes de una nueva investigación seguida de grandes juicios? Me parece que no es imposible. Y, en todo caso, nada se opone a una acción de ese tipo, dados los argumentos y pruebas de los que actualmente disponen.
—El 11 de septiembre es un hecho estadunidense de consecuencias mundiales. Usted prefirió tratar ampliamente el Movimiento por la Verdad en Estados Unidos y dedicar unos pocos párrafos a las reacciones en el resto del mundo. ¿Significa eso que lo único importante o creíble es lo que pasa en el corazón del imperio?
—Por supuesto que no. Yo escribí este libro precisamente porque los hechos mundiales que fueron consecuencia del 11 de septiembre me parecen absolutamente insoportables. Simplemente, adopté como punto de vista el que en Francia no se conoce suficientemente la génesis de este catastrófico principio del tercer milenio. En la Europa francófona, en particular en Francia, sólo se habla de aquel hecho a través del anatema, del insulto y la imprecación. Yo quise proporcionar elementos que sirvan de base a una discusión sana, entre adultos, sobre un hecho que cambió totalmente el mundo. Así que es muy evidente que yo observo con la mayor atención lo sucedido y lo que está sucediendo, la intrusión en el Medio Oriente y los próximos blancos del plan, Rusia y China, por ejemplo. Traté de poner a la gente al tanto de lo que realmente sucedió el 11 de septiembre de 2001. Ahora es probable que me dedique a estudiar otros aspectos del problema. Hay tanto que escribir…
Las Torres de New York colapsaron por demolición controlada
por Elaine Jarvik*, Steve E. Jones*
Una investigación a fondo de los eventos del 11 de septiembre del físico Steven E. Jones, profesor de la Universidad Brigham Young, concluyó que la explicación oficial para el derrumbe de los edificios del Centro Mundial de Comercio (WTC, en inglés) resulta inverosímil según las leyes de la física. Jones y otros 50 colegas están reclamando una investigación científica independiente e internacional «no guiada por intereses politizados y restricciones, sino por observaciones y cálculos».
Trayendo a la realidad la explicación oficial del colapso de los tres edificios del WTC, Jones citó el completo, rápido y simétrico desplome de las torres; las explosiones horizontales (mechas) evidenciadas en las películas de los derrumbes; el hecho de que la antena cayó primero en la torre del norte, sugiriendo el uso de explosivos en las columnas de la base; y las grandes piscinas de metal fundido observadas en las áreas del sótano de ambas torres.
Jones miembro del movimiento científico Scholars for 9/11 Truth (Científicos por la Verdad) también investigó el derrumbamiento del WTC 7, uno de los 47 edificios de la historia que no fue impactado por los aviones, pero al caer dejó su propia «huella» de manera semejante a una demolición controlada. El WTC 7 albergaba dependencias del Servicio Secreto de EEUU, del departamento de Defensa, Servicio de Inmigración y Naturalización, Comisión de Seguridades e Intercambio de EEUU, Oficina de Manejo de Emergencias del Alcalde, Consejo Regional del Servicio de Renta Pública y de la Agencia Central de Inteligencia. Muchos de los expedientes del escándalo de la contabilidad de Enron fueron destruidos cuando el edificio se vino abajo.
Jones reclama que el National Institute of Standards and Technology (NIST) o Instituto Nacional de Estándares y Tecnología, no hizo caso de la física y de la química en lo qué sucedió el 11 de septiembre (9/11) e inclusive manipuló sus pruebas a fin de adecuarlas para conseguir una hipótesis generada por computadora sobre el resultado final del colapso e, incluso, no se interesaron en investigar la posibilidad de una demolición controlada. También cuestiona las investigaciones conducidas por FEMA (sigla en inglés de la Federal Emergency Management Agency) y la Comisión del 9/11.
Resultados dudosos del informe:
Nunca ningún edificio de estructura de acero colapsó debido al fuego, antes o después de las torres del WTC. Pero los explosivos pueden romper con eficacia las columnas de acero.
El edificio WTC 7, que no fue impactado por los aviones secuestrados, colapsó en 6,6 segundos, justo 0,6 de segundo más de lo que demoraría en caer un objeto desde la azotea hasta golpear la tierra.
«¿Donde está el retraso previsto por la conservación del ímpetu, una de las leyes fundacionales de la física?, pregunta Jones. Es decir, como las caída de los pisos superior golpeó los pisos inferiores dejando intactas las columnas de acero, tal caída debió ser impedida significativamente por la masa impactada».
«¿Cómo logran caer tan rápidamente los pisos superiores y, entonces, todavía conservar el ímpetu en los edificios derrumbándose? La paradoja -dice Jones- se resuelve fácilmente por la hipótesis de la demolición controlada, donde los explosivos removieron rápidamente el material de los pisos inferiores, incluyendo el soporte de las columnas de acero, y permitieron el colapso a una velocidad cercana a la caída libre». Estas observaciones no fueron analizadas por FEMA, NIST o la Comisión 9/11.
Un derrumbe por causas no explosivas típicamente amontona virutas de concreto roto. Pero la mayoría del material de las torres fue convertido en harina, como polvo, mientras los edificios estaban cayéndose. «¿Cómo podemos entender este comportamiento extraño, sin explosivos? Extraordinario, asombroso, y exigimos un escrutinio puesto que los informes financiados por el gobierno de EEUU no pudieron analizar este fenómeno».
Los soportes de acero «en parte se evaporaron», pero se requieren temperaturas cercanas a 5.000 grados Fahrenheit [2760 grados C°] para evaporar el acero y ningún material de oficina ni el combustible diesel pueden generar temperaturas tan altas. El fuego causado por el combustible (fuel oil) del motor a reacción de los aviones secuestrados duró a lo sumo unos minutos y la combustión de los materiales de oficina consumidos por el fuego dura aproximadamente veinte minutos en cualquier locación dada.
El metal fundido encontrado en las ruinas del WTC pudo haber sido el resultado de una reacción de alta temperatura de un explosivo normalmente usado como el thermite. Edificios no destruidos por explosivos «tienen insuficiente energía dirigida como para producir la fundición de grandes cantidades de metal», dice Jones.
Si numerosos observadores ubicados adentro y cerca de las torres escucharon explosiones múltiples, ruidosas y en secuencia rápida, y estas explosiones ocurrieron debajo, lejos de la región donde impactaron los aviones ¿cómo tantas personas pudieron superar esos obstáculos?
«...Acontecimientos orquestados por el gobierno...»
Jones, al frente de un grupo llamado «Eruditos o Científicos por la Verdad del 9/11» (ya un miembro de esta asociación ha sido asesinado en extrañas circunstancias), en enero de 2006 llamó a una investigación internacional sobre los ataques y llegó tan lejos como acusar el gobierno de EEUU de un encubrimiento masivo.
Creemos que los más altos funcionarios del gobierno han encubierto hechos cruciales sobre lo qué realmente sucedió el 11 de septiembre’, dijo el grupo en una declaración. ’Creemos que estos acontecimientos pudieron haberse orquestado por la administración para manipular a los ciudadanos estadounidense para obtener apoyo a sus políticas en el país y en el extranjero.
El grupo está liderado por Jones y James H. Fetzer, profesor emérito (McKnight de filosofía) de la Universidad de Minnesota Duluth, y participa un grupo de 50 académicos y expertos, incluyendo a Robert M. Bowman, ex director del programa de defensa del espacio de EEUU conocido como «Guerra de las Galaxias», y Morgan Reynolds, ex jefe de economistas del departamento del Trabajo en el primer período del presidente George W. Bush.
11 de septiembre: una provocación mundial
por General Leonid Ivashov*
El General ruso retirado Leonid Ivashov, antiguo jefe de las Fuerzas Armadas de Rusia, es una de las personas mejores informadas en el mundo, no sólo por el importante cargo que ocupó y que le permitió gozar de una serie de sofisticadas herramientas: satélites artificiales, inteligencia militar, equipo de analistas y otras redes de informaciones secretas o confidenciales, sino porque también hoy en día es vicepresidente de la Academia de Geopolítica en Moscú. Pero lo más destacado del General Ivashov es su transparencia y sinceridad al momento de hablar de problemas políticos de poder mundial que están afectando la Humanidad y que otras personas de su condición guardarían silencio por razones de Estado.
La experiencia de la humanidad demuestra que el terrorismo aparece donde quiera que se produce una agravación de las contradicciones en un momento determinado, donde las relaciones comienzan a degradarse en el seno de la sociedad y donde el orden social sufre cambios, allí donde surge la inestabilidad política, económica y social, donde se liberan potenciales de agresividad, donde decaen los valores morales, donde triunfan el cinismo y el nihilismo, donde se legalizan los vicios y donde la criminalidad se desarrolla aceleradamente.
Los procesos ligados a la globalización crean condiciones favorables para esos fenómenos, extremadamente peligrosos. Provocan una nueva división del mapa geopolítico del mundo, una redistribución de los recursos del planeta, violan la soberanía y borran las fronteras de los Estados, desmantelan el derecho internacional, acaban con la diversidad cultural, empobrecen la vida espiritual y moral.
Pienso que hoy en día podemos hablar de una crisis sistémica de la civilización humana. Esta se manifiesta de forma particularmente aguda en el plano de la interpretación filosófica de la vida. Sus manifestaciones más espectaculares tienen que ver con el sentido que se atribuye a la vida, a la economía y al campo de la seguridad internacional.
La ausencia de nuevas ideas filosóficas, la crisis moral y espiritual, la deformación de la percepción del mundo, la difusión de fenómenos amorales contrarios a la tradición, la competencia por el enriquecimiento ilimitado y el poder, la crueldad, llevan la humanidad a la decadencia y quizás a la catástrofe.
La inquietud, así como la falta de perspectivas de vida y de desarrollo en la que se ven sumidos muchos pueblos y Estados constituyen un importante factor de inestabilidad mundial.
La esencia de la crisis económica se manifiesta en la lucha implacable por los recursos naturales, en los esfuerzos que despliegan las grandes potencias mundiales, sobre todo los Estados Unidos de América, así como algunas empresas multinacionales para someter a sus intereses los sistemas económicos de otros Estados y tomar el control de los recursos del planeta, sobre todo el de las fuentes de aprovisionamiento en hidrocarburos.
La destrucción del modelo multipolar que garantizaba el equilibrio de fuerzas en el mundo provocó también la destrucción del sistema de seguridad internacional, de las normas y principios que regían las relaciones entre los Estados, y la del papel de la ONU y de su Consejo de Seguridad.
Hoy por hoy Estados Unidos se arroga el derecho de decidir el destino de otros Estados, de cometer actos de agresión, de someter los principios de la Carta de las Naciones Unidas a su propia legislación. Fueron precisamente los países occidentales quienes, mediante sus acciones y agresiones contra la República Federativa de Yugoslavia e Irak y al permitir de forma evidente la agresión israelí contra el Líbano, amenazando a Siria, Irán y otros países, liberaron un enorme energía de resistencia, de venganza y de extremismo, energía que reforzó el potencial del terror antes de volverse, como un bumerang, contra el propio Occidente.
El análisis de la esencia de los procesos de globalización, así como de las doctrinas políticas y militares de Estados Unidos, demuestra el terrorismo favorece la realización de los objetivos de dominación mundial y la sumisión de los Estados a los intereses de la oligarquía mundial.
Eso significa que (el terrorismo) no constituye por sí mismo un actor de la política mundial sino un simple instrumento, el medio para instaurar un nuevo orden unipolar con un centro de mando mundial único, para borrar las fronteras nacionales y garantizar el dominio de una nueva élite mundial. Es precisamente esta última el principal actor del terrorismo internacional, su ideólogo y su “padrino”.
También es ella la que se esfuerza por dirigir el terrorismo contra otros Estados, incluyendo a Rusia.
El principal blanco de la nueva élite mundial es la realidad natural, tradicional, histórica y cultural que sentó las bases del sistema de relaciones entre los Estados, de la organización de la civilización humana en Estados nacionales, de la identidad nacional.
El actual terrorismo internacional es un fenómeno que consiste, para estructuras gubernamentales y no gubernamentales, en utilizar el terror como medio de alcanzar objetivos políticos aterrorizando, desestabilizando a la población en el plano socio-sicológico, desmotivando las estructuras del poder del Estado y creando condiciones que permitan manipular la política del Estado y el comportamiento de la ciudadanía.
El terrorismo es un medio de hacer la guerra de manera diferente, no convencional. Simultáneamente, el terrorismo, conjugado con los medios [de difusión], se comporta como un sistema de control de los procesos mundiales.
Es precisamente la simbiosis entre los medios [de difusión] y el terror lo que crea las condiciones favorables a grandes trastornos en la política mundial y en la realidad existente.
Si se examinan en ese contexto los hechos ocurridos en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001, podemos llegar a las siguientes conclusiones:
El atentado terrorista contra las torres gemelas del World Trade Center modificó el curso de la historia mundial destruyendo definitivamente el orden mundial resultante de los acuerdos Yalta-Potsdam;
Desató las manos a Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel, permitiéndoles realizar acciones contra otros países en abierta violación de las reglas de la ONU y de los acuerdos internacionales;
Estimuló el desarrollo del terrorismo internacional. Por otro lado, el terrorismo se presenta como un instrumento radical de resistencia a los procesos de globalización, como un medio de lucha de liberación nacional, de separatismo, como un medio para resolver los conflictos entre las naciones y las religiones y como un instrumento de lucha económica y política.
En Afganistán, en Kosovo, en Asia Central, en el Medio Oriente y en el Cáucaso, comprobamos que el terror sirve también para proteger a narcotraficantes, desestabilizando sus zonas de paso.
Está comprobado que en un contexto de crisis sistémica mundial el terror se ha convertido en una especie de cultura de la muerte, en la cultura de nuestra cotidianidad. Irrumpe en la próspera Europa, atormenta a Rusia, sacude el Medio Oriente y el este de Asia. Hace que la comunidad internacional se vuelva adicta a la injerencia violenta e ilegal en los asuntos internos de los Estados y a la destrucción del sistema de seguridad internacional. El terror engendra el culto de la fuerza y somete a esta la política, el comportamiento de los gobiernos y el de la población.
Lo más espantoso es que el terrorismo tiene mucho futuro debido a la nueva espiral de guerra que hoy se perfila por la redistribución de los recursos mundiales y por el control de las zonas claves del planeta. Dentro de la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos, aprobada este año por el congreso estadounidense, el objetivo abiertamente declarado de la política de Washington es «garantizar el acceso a las regiones claves del mundo, a las comunicaciones estratégicas y a los recursos mundiales», teniendo como medio para lograrlo la realización de golpes preventivos contra cualquier país.
Desde el punto de vista del congreso, Estados Unidos puede entonces adoptar una doctrina de golpes nucleares preventivos, que tiene mucho de terrorismo nuclear.
Ello implica la utilización a gran escala de sustancias nocivas y de armas de destrucción masiva. No habrá escrúpulos a la hora de determinar los medios a emplear para responder a un ataque. Sólo será cuestión de escoger los medios.
La provocación mediante un acto de terrorismo se convierte en un medio para alcanzar objetivos políticos a escala global, regional o local. Así fue como una provocación organizada en la localidad de Rachic (en Kosovo, Serbia) acabó dando lugar al cambio de régimen político en Serbia y al derrumbe de la República Federativa de Yugoslavia, mientras que servía de pretexto a la agresión de la OTAN y a la separación de Kosovo de Serbia. Se trata en ese caso de una provocación a escala regional. Lo mismo se puede decir de la reciente provocación que dio lugar a la agresión de Israel contra el Líbano, en julio de 2006.
Las explosiones en el metro de Londres, los desórdenes de Paris en 2005-2006, son provocaciones locales que tuvieron repercusiones en la política y en la opinión pública en Gran Bretaña y en Francia.
Detrás de prácticamente cada acto de terrorismo se esconden fuerzas políticas poderosas, empresas transnacionales o estructuras criminales con objetivos precisos. Y casi todos los actos terroristas, con excepción de las actividades de liberación nacional, son en realidad provocaciones. Incluso en el caso de Irak, las explosiones en las mezquitas sunnitas y chiítas no son más provocaciones organizadas según el principio «divide y vencerás». Lo mismo sucede con la toma de rehenes y el asesinato de miembros de la misión diplomática rusa en Bagdad.
El acto terrorista cometido con fines provocativos es tan antiguo como la humanidad misma. Provocaciones terroristas sirvieron precisamente como pretexto para el desencadenamiento de las dos guerras mundiales.
Los sucesos del 11 de septiembre de 2001 constituyen una provocación mundial. Se puede hablar incluso de una operación a escala mundial. Las operaciones de este tipo generalmente permiten resolver varios problemas mundiales a la vez. Se pueden definir de la siguiente manera:
1. La oligarquía financiera mundial y Estados Unidos obtuvieron el derecho no formal de recurrir a la fuerza contra cualquier Estado.
2. El papel del Consejo de Seguridad se devaluó. Actualmente desempeña cada vez más a menudo el papel de organización criminal cómplice del agresor y aliado de la nueva dictadura fascista mundial.
3. Gracias a la provocación del 11 de septiembre, Estados Unidos consolidó su monopolio mundial y obtuvo acceso a cualquier región del mundo así como a sus recursos.
El desarrollo de una operación-provocación cuenta siempre con la obligada presencia de 3 elementos:
el que ordena que se realice,
el organizador y
el que la ejecuta.
En el caso de la provocación del 11 de septiembre, y contrariamente a la opinión dominante, «Al Qaeda» no podía ordenar su realización, ni organizarla ya que no disponía de los recursos financieros (enormes) que exigiría una acción de tanta envergadura.
Todas las operaciones que ha realizado esa organización son acciones de tipo local y bastante primitivas. No dispone de los recursos humanos, de una red de agentes lo suficientemente desarrollada en territorio estadounidense, que le permitirían penetrar las decenas de estructuras públicas y privadas que garantizan el funcionamiento de los transportes aéreos y que velan por su seguridad.
Por consiguiente, Al Qaeda no podría haber sido el organizador de esa operación (si no ¿de qué sirven el FBI y la CIA?).
En cambio, sí puede haber sido un simple ejecutante de este acto terrorista.
En mi opinión, puede haber sido la oligarquía financiera mundial la que ordenó la realización de esa provocación, para instaurar de una vez y por todas «la dictadura fascista mundial de los bancos» (expresión del conocido economista estadounidense Lyndon Larouche) y para garantizar el control de los limitados recursos mundiales en materia de hidrocarburos.
Se trataría además de garantizar para sí misma el predominio mundial por largo tiempo. La invasión de Afganistán, país rico en yacimientos de gas, la de Irak y quizás también la de Irán, países que cuentan con reservas de petróleo de nivel mundial, así como la instauración de un control militar sobre las estratégicas vías de transporte del petróleo y el radical aumento de precio de este último son todos consecuencias de los sucesos del 11 de septiembre de 2001.
El organizador de la operación puede haber sido un consorcio bien organizado y abundantemente financiado y compuesto de representantes (antiguos y actuales) de los servicios secretos, de organizaciones masónicas y de empleados de los transportes aéreos.
La cobertura mediática y jurídica la garantizaron órganos de prensa, juristas y políticos a sueldo. Los ejecutores fueron escogidos en función de su origen étnico en la región que posee los recursos naturales de importancia mundial.
La operación se realizó con éxito, los objetivos fueron alcanzados.
La expresión «terrorismo internacional», como principal amenaza para la humanidad, irrumpió en el diario quehacer político y social.
Esa amenaza se identifica con la persona de un islamista, ciudadano de un país que dispone de enormes recursos en materia de hidrocarburos. Se ha destruido el sistema internacional construido en la época en que el mundo era bipolar y se han alterado las nociones de agresión, de terrorismo de Estado y de derecho a la defensa.
El derecho de los pueblos a la resistencia ante la agresión y frente a las actividades subversivas de los servicios secretos extranjeros así como el derecho a la defensa de sus intereses nacionales está siendo pisoteado. En cambio, se confieren todas las garantías a las fuerzas que tratan de instaurar una dictadura mundial y de dominar el mundo.
Pero la guerra mundial no ha terminado aún. La provocaron el 11 de septiembre de 2001 y no es más que el preludio de grandes sucesos que están por ocurrir.
Ahmadinejad, presidente de Irán: la gran impostura sirvió de pretexto para invadir Afganistán
En un discurso pronunciado el 8 de marzo de 2010 ante los servicios de inteligencia iraníes, el presidente Mahmud Ahmadinejad presentó su visión del mundo y de las relaciones internacionales.
Al referirse a los atentados del 11 de septiembre de 2001, que dieron un vuelco a la historia contemporánea, el presidente Ahmadinejad denunció una gran impostura que permitió ante todo justificar la invasión contra Afganistán. Para el presidente iraní, el uso del terrorismo y la guerra constituye una característica del estilo sionista de dominación y de su sistema económico: el capitalismo. El presidente Ahmadinejad estima que la Revolución islámica representa una alternativa allí donde el materialismo marxista no ha tenido éxito.
En los últimos años, el presidente de Irán venido denunciando repetidamente «la gran mentira» del 11 de septiembre. El referido discurso tiene lugar precisamente antes de la visita del presidente Ahmadinejad a Afganistán, prevista para principios de esta semana.
DEMOLICIÓN CONTROLADA DE LAS TORRES GEMELAS:
SABEMOS QUE FUERON USTEDES…

En enero de 2007 mientras veía un documental sobre el Atentado a las Torres Gemelas me llamó la atención una imagen de una masa amorfa de cemento y acero encontrada en las bases de los escombros del WTC.
Sin ser un conocedor de la teoría del derrumbe controlado, en sólo un par de segundos comprendí que se podía demostrar científicamente que el Gobierno de Estados Unidos le había mentido al mundo. Pero la idea era demasiada audaz. ¿Mis colegas metalúrgicos se darían cuenta de lo mismo que yo? Seguramente mis colegas detectarían un error en mi razonamiento, así que les escribí un e-mail solicitándoles que vieran el documental sin mencionar la intención de mi solicitud. A la semana siguiente comencé a recibir sus comentarios y con sorpresa descubrí que a ninguno de ellos se les había escapado el “pequeño gran detalle”. Según el informe oficial del National Institute of Standards and Technology de Estados Unidos, los 90.000 litros de combustible de cada avión consiguieron elevar la temperatura en el interior de las Torres a un máximo de 1000º C (cualquier metalúrgico conocedor de los altos hornos bajaría la temperatura a 700ºC). Ese es el valor oficial para explicar el derrumbe: 1000º C como máximo. Entonces ¿Cómo se explica que en las bases del WTC se haya encontrado una masa amorfa de acero y cemento siendo que cualquier metalúrgico sabe que para conseguirlo se necesita cerca de 3000º C?
Luego, la existencia de este “meteorito” demuestra que hubo algo más que combustible de aviones en el Atentado de las Torres Gemelas. ¿Qué otra cosa será capaz de conseguir una temperatura de 3000º C? Por esas cosas de la vida uno de mis colegas es hijo de un General del Ejército de mi país y siete años antes, cuando yo era un estudiante, me había hablado sobre un explosivo militar conocido como “termita” y que era capaz de elevar la temperatura a 3000º C en sólo dos segundos. Como conocedor de la técnica minera de tronadura con retardo, sé que se pueden sincronizar explosiones con el objetivo de direccionar la onda expansiva. En el caso de querer derrumbar una Torre de un modo controlado, las cargas explosivas deben estar colocada obviamente en las columnas principales. La pregunta del millón: ¿Existen indicios de utilización de termita en las columnas principales de las Torres Gemelas? Para mi propio asombro, la respuesta es un rotundo sí. En primer lugar, durante los últimos segundos de existencia de las Torres pueden verse pequeñas explosiones con una increíble claridad y que anteceden en unos 25 metros hacia abajo el avance del proceso de derrumbe vertical. Pero esto no es lo más importante. Vean la siguiente imagen que muestra el estado de las columnas principales después del colapso:
Es como si el acero hubiera sido cortado con una especie de cuchilla tan caliente que el acero se comportó durante un par de segundos como si fuera mantequilla. ¡Esa es la exacta descripción de lo que le hace la termita al acero! Además, la orientación del corte no es aleatoria. Los cortes en diagonal diferencian un derrumbe normal de un derrumbe “controlado”. Los cortes en diagonal son realizados por equipos profesionales de elite mediante la utilización de termita en su forma de “bomba de carga lineal” con el objetivo de que el edificio “camine” al perder sustentación, consiguiendo de este modo que los escombros vayan cayendo unos sobre otros.
Michael Zolensky no Responde
Tal como en este Blog se ha expuesto, el Dr. Michael (Mike) Zolensky fue uno de los primeros científicos, con conocimientos en Meteoritos clasificados, quien analizó un trozo de Veas-01 a comienzos de 2004. En su momento Zolensky argumentó en contra de Veas-01 como perteneciente a un Meteorito debido a la falta de Ni (inferior al 1%). Su primera conclusión, la cual nos envió por correo electrónico, fue sobre el metal de Veas-01: (para él) "se trataba de un acero de origen humano". Evidentemente, Mike no tomó en cuenta los fenómenos de antiferromagnetismo, ni el tamaño de la Austenita presente, ni efectuó pruebas para obtener la Temperatura de Curie, entre otros análisis importantes que debió haber efectuado, antes de concluir inicialmente que se trataba de un Acero "inteligente". En aquel entonces, en menos de 2 días luego de haber recibido una muestra de Veas-01, el Sr. Zolensky nos envía una primera conclusión ( y con sólo haber efectuado un corto análisis con Microsonda).
Sin embargo, hoy, luego que le enviásemos a Mike una carta certificada (el 12 de febrero de 2007) pidiéndole que nos proporcionara información técnica sobre la misteriosa estructura de Hierro y Cemento encontrada por NASA en las Bases de las Torres Gemelas conocida como "El Meteorito", y para que nos certificase si esta Masa se trata en verdad o no de un Meteorito, o bien si corresponde al Acero de las Twin Towers que se mezcló con Cemento a altas temperaturas, resulta que ahora él no responde ni da señales de haber recibido nuestra carta.
Si la NASA y el NIST han podido analizar esta Masa desde el 16 de Septiembre de 2001, ¿cómo puede entenderse que ni los americanos ni el Mundo entero aún no posean datos sobre las Metalografías, Análisis Químicos, etc., practicados sobre esta misteriosa Roca?. Si en verdad se tratase de un Meteorito encontrado en las Bases de las Torres Gemelas, ¿no hubiese sido un hallazgo interesante para todo el Mundo el saber que, luego de tanto dolor y destrucción, y debido a la pérdida de vidas humanas inocentes, siquiera este hallazgo científico podría mitigar, en parte, la tragedia vivida aquel fatídico día?
Pero entonces, "un escalofrío" recorre nuestro cuerpo: ¿Qué tal si esta masa encontrada en las bases de las Torres Gemelas, curiosamente apenas 5 días después de la caída, no se tratase de un Meteorito, sino del Acero y Cemento pertenceciente a las Torres debido a un incremento brusco de la temperatura por sobre los 2750 ºC (cosa que no pueden producir los aviones)? Esto signficaría que los aviones de los terroristas no fueron responsables en la caída de los 110 pisos de las Torres en menos de 9 segundos, sino que alguien "desde dentro" de los Estados Unidos se aseguró de facilitar el que "ciertos grupos" colocaran explosivos militares en el corazón de las Torres, de modo de asegurar una caída rápida, al estilo de lo que se conoce como Demolición Controlada.

He leido todos los informes en PDF que hasta la fecha ha emitido el NIST, en su sitio web, sobre las posibles causas del "desplome" de las dos Torres, y en éstos aún no se han incluido el listado de microfotografías del acero que conformaba las diversas vigas, tanto en el corazón como el la periferia, ni el de las junturas, producto de un serio Análisis Metalográfico. ¿Puede explicarse que luego de 6 años de la tragedia, aún no estén los informes importantes que expliquen la causa de la caida de las Torres en un efecto dominó?

Quizá el NIST no posea los especialistas calificados para hacer buenos análisis metalográficos, de manera que las muestras podrían derivarse a algunos de los laboratorios de las Fuerzas Armadas o de la Marina Norteamericana, lugares donde los aceros son estudiados y probados diariamente. Uno de los laboratorios que yo sugeriría para los análisis podría ser el de la Office of Naval Research (ONR). Los americanos podrían exigir, por medio de algunos de sus Representantes Demócratas en el Congreso, que tanto las vigas de acero de las Torres, así como "El Meteorito", sean analizados por nuevos laboratorios y comparar así los resultados obtenidos por éste y aquél.

Así como Mike fue blanco de mis consultas (por ser él uno de los que en la NASA sabe más sobre meteoritos), también mis preguntas, sobre una definición clara sobre el origen de la Masa "El Meteorito", fueron dirigidas a los Ingenieros expertos en NIST (encargado del Análisis de las Causas del Derrumbe de las dos Torres) como también al Museo de Historia Natural de Londres (sección Meteoritos). De todos ellos, sólo el Museo de Londres contestó que en el transcurso de una semana me responderían (y ya ha trascurrido más de un mes de aquello).
Si alguien desde dentro de los Estados Unidos estuvo implicado en la facilitación y acceso a la Zona Cero, para permitir la disposición de Explosivos como el TH3, ésto quedaría claramente demostrado con sólo determinar si "El Meteorito" es o no un Meteorito. Si lo es, todos debiéramos tener acceso a la información relativa a este interesante nuevo caso de Siderolito extraterrestre, lo que daría nuevo material de estudio a los investigadores. Más, si "El Meteorito" no es tal, esto explicaría el silencio y la demora de Mike, de la NASA y del NIST en pronunciarse sobre el origen de este intrigante objeto.

Por último, y para finalizar, ¿No resulta extraño para el público que nosotros, aquí en un país Sudaca, haciendo nuestros mejores esfuerzos, hemos podido analizar lo que parece ser un Meteorito no Clasificado (Veas-01), y en cambio la NASA y el NIST, con todos lo recursos y laboratorios, luego de más de 6 años de "presunto estudio", no tengan siquiera la más mínima publicación, metalografía o análisis químico simple, de esta gran Masa conocida como "El Meteorito"?

Sería terrible, y vulneraría toda la confianza, el que se supiese que aquellas mismas instituciones que han sido creadas para aumentar el prestigio del Hombre y el crecimiento de nuestro Conocimiento sobre el Universo, sean las mismas instituciones que hoy amparan la propia destrucción y asesinato de sus propios compatriotas; de aquellos americanos que día a día se sacrifican y dan lo mejor de sí para hacer Grande su Patria.

Si Ud. es dueño de un Banco, y contrata a un Jefe de Seguridad, y éste no se encuentra en su puesto el dia de un Asalto Bancario, o lo que es peor, Ud. descubre que el propio Jefe de Seguridad y sus escoltas facilitaron desde adentro la entrada de los "Delincuentes", ¿No deberían ser fusilados inmediatamente, luego de un Juicio Justo, para que sirva de escarmiento a los demás?

Es de esperar que alguno de los americanos que habitualmente accede a este Blog, tome en cuenta mis palabras, y junto con otras entidades, comités y organizaciones partidistas, exijan claridad en los datos entregados. El Gobernador Howard Dean, representante y líder del Partido Demócrata, quizá podría acoger nuestras peticiones y clarificar QUIÉN AUTORIZÓ EL ATENTADO TERRORISTA A LAS TORRES GEMELAS.

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