DESAPARECIDOS
miércoles, 26 de mayo de 2010
Los guerrilleros desaparecidos del EPR
OCTAVIO VÉLEZ ASCENCIO
Desde 1970, la desaparecida Dirección Federal de Seguridad tenía registros de Gabriel Alberto Cruz Sánchez de su participación en el movimiento estudiantil en la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) hasta su paso a la clandestinidad en la Organización Revolucionaria Clandestina Unión del Pueblo, que después se convirtió en el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo (PROCUP), germen del Ejército Popular Revolucionario (EPR).
Era ubicado también como Raymundo Rivera Bravo con los alias “El Oso” y “El Gutemberg”, pero sobre todo como hermano de Tiburcio Cruz Sánchez, identificado igualmente como Eleazar Campos Gómez y Francisco Cerezo Quiroz, que se convirtió con el paso del tiempo en el mando principal del EPR.
De Edmundo Reyes Amaya, no se tiene ningún registro. Solo se sabe que nació en San Pablo Huixtepec, que emigró muy joven al Valle de México, que atendía una tienda en Ciudad Nezahualcóyotl y de su gusto por el béisbol.
Los dos guerrilleros, fueron detenidos-desaparecidos forzadamente desde el 25 de mayo del 2007 en esta ciudad.
Gabriel Alberto Cruz Sánchez
Gabriel Alberto, nació el 24 de marzo de 1952 en esta ciudad. Vivió al lado de ocho hermanos en la casa familiar ubicada en la calle Santos Degollado, en el populoso barrio de La Merced, donde su padre Antonio Cruz Palma tenía una mueblería. El papá, quien había sido mesero en el restaurante del hotel Marqués del Valle, participaba en un círculo de estudios bíblicos.
Cuando Gabriel Alberto aprendió a manejar vehículos de motor, auxiliaba a su padre en el traslado de los muebles comprados por sus clientes.
Según relatos de compañeros de aquella época, Gabriel Alberto, en 1970, cuando tenía unos 18 años, estudiaba en la Preparatoria número 1 de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) y participaba como otros tantos estudiantes en el movimiento estudiantil por la democratización de la Máxima Casa de Estudios y de la entidad. Ese año es asesinado uno de sus compañeros Erudiel Gastón Martínez Salazar, presuntamente por grupos porriles priístas, y en represalia retienen al dirigente del PRI y catedrático de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Sadot Sánchez Carreño, quien es llevado a una casa. Pero la policía encuentra el lugar y detiene a los presuntos responsables Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Jorge Vera.
Los dos estudiantes preparatorianos son encarcelados en la Penitenciaría Central de Santa María Ixcotel y después de ocho meses son liberados.
En 1971, el entonces presidente de la Federación Estudiantil de Oaxaca (FEO), Raúl Castellanos –el ex coordinador de Comunicación Social del gobierno estatal , fue a recogerlos a la salida de la prisión, aparentemente en un Volkswagen, color amarillo, para dirigirse a la Escuela Preparatoria número 1, donde lo esperaban sus compañeros.
Al parecer, esa fue la última vez que fue visto en público. Su hermana Margarita, rememora que un día de ese año, Gabriel Alberto se despidió de ella en su casa y hasta ahora no lo ha vuelto a ver.
“No recuerdo bien las palabras, pero me dijo algo así: ‘voy a salir, cuida a mis papás’”, evoca.
De ahí, junto con su hermano Tiburcio Cruz Sánchez, a quien cariñosamente llamaban Bucho, se va a la clandestinidad para incorporarse a la Unión del Pueblo, que después se convirtió en el PROCUP, luego en el PROCUP-PDPL, por la fusión con el Partido de los Pobres del guerrillero guerrerense, Lucio Cabañas, y por último en el EPR.
A Margarita, después de 30 años, le costó mucho reconocer a Gabriel Alberto porque en la fotografía difundida por el EPR aparece corpulento, con frente amplia y de bigote.
“Me costó mucho trabajo reconocerlo; han pasado muchos años desde que se fue”, señala.
En 1974, estallan explosivos en diferentes lugares de la ciudad y la responsabilidad se atribuye a los hermanos Cruz Sánchez y a Elodia Canseco Ruiz, y así comienza la guerra sucia en Oaxaca.
De esos años, no quedó ninguna foto ni de Tiburcio ni de Gabriel Alberto en la casa familiar porque la policía entraba a catear para llevarse cualquier cosa que pudiera dar indicio para su aprehensión.
“Cuando entraban, se llevaban todo. Hasta las fotos”, apunta.
Su paso por organizaciones armadas revolucionarias, está registrado en numerosos reportes por la entonces Dirección Federal de Seguridad.
Según el libro Desapariciones Forzadas en México, donde se presentan los documentos del proceso de la Comisión de Mediación (Comed) entre el grupo armado y el gobierno federal, en la Galería 1 del Archivo General de la Nación, donde están concentrados los archivos remitidos por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), se encontró el expediente de Sánchez Cruz a partir del 12 de marzo de 1970 al 7 de enero de 1984.
Se identifica a Gabriel Alberto Cruz Sánchez también como Raymundo Rivera Bravo, Antonio Montaño Torres y con los alias “Gutemberg”, “El Oso” o Palma, desde su desempeño como secretario general de la Sociedad de Alumnos de la Escuela Preparatoria número 1 de la UABJO en 1970, hasta su incursión como activista en la Organización Revolucionaria Clandestina Unión del Pueblo.
Y junto con su hermano, Tiburcio, o Francisco Cerezo Contreras, o Eleazar Campos Gómez, alias “Milton”, “Melitón”, “Javier”, se les vincula desde aquella época en los atentados explosivos perpetrados, entre ellos el sucedido el 23 de julio de 1972 en el 18avo. Batallón de Infantería y el 8 de julio de 1975 en la Procuraduría General de Justicia del Estado.
En el expediente, también se encontraron las fotografías que en aquella época se recabaron de Gabriel Alberto Cruz Sánchez y de Tiburcio Cruz Sánchez, así como los nombres de los familiares que integran su árbol genealógico.
Edmundo Reyes Amaya
Nació el 10 de noviembre de 1949 en San Pablo Huixtepec. Vivió en esta capital y en la Ciudad de México, donde fue obrero y albañil. En 1976, casó con Lucina Maldonado, también originaria de San Pablo Huixtepec, y se establecieron en Ciudad Nezahualcóyotl formalmente, donde establecieron un puesto de quesadillas en la cercanía de su domicilio, pero después lo cambiaron por una tienda de abarrotes. Edmundo era apasionado del beisbol e incluso llegó a jugarlo en Oaxaca y en el Distrito Federal. Uno de sus equipos se llamaba Astros.
Solamente se separaba de su familia cuando venía a Oaxaca a visitar a sus padres.
La pertenencia de Edmundo Reyes Amaya en el EPR era desconocida por su familia, hasta que el grupo armado denunció su desaparición en la prensa.
“Mi padre es comerciante; venía a Oaxaca a visitar a mi abuela, pero de ahí no sabíamos nada más. Me entero de la detención-desaparición de mi papá y veo que el EPR lo reconocía como su integrante. En ese momento todo fue turbio y confuso para mi familia y para mi, pues nos angustiamos demasiado cuando vimos que este grupo lo reivindicaba, lo cual nos llenó de miedo, quedándonos como en estado de shock, sin saber que hacer”, dice Nadín Reyes Maldonado, su hija.
A pesar de la reivindicación que ha hecho el EPR de su padre, no acepta del todo que sea militante de ese grupo armado.
“Cuando venía a Oaxaca decía 'voy a ver a la familia', le creíamos; nunca vimos nada raro ni lo cuestionábamos. Voy a creer hasta que lo tenga enfrente y me diga si es cierto o no”, refiere.
Pero subraya que no tiene nada por reprochar a su padre en caso de ser militante del EPR.
“No hay secretos en la familia, pero si es así (que sea eperrista) no tenemos nada que reclamarle; si no nos dijo nunca nada es por algo”, asienta.
Desaparición de político mexicano crea preguntas sobre estrategias de seguridad en México
Kristin Bricker
Rebelión
El presunto secuestro del político mexicano Diego “El Jefe” Fernández de Cevallos, uno de los políticos mexicanos más poderosos, la crisis de seguridad en México lo ha puesto otra vez en la atención internacional.
El gobierno mexicano no ha calificado oficialmente la desaparición de De Cevallos como un secuestro. Sin embargo, el hecho de que su automóvil fue encontrado abandonado en su rancho con rastros de sangre y signos de lucha, ha llevado a su familia a apelar a “los captores” para hacer contacto con el fin de negociar su liberación. Al momento de la redacción, no se sabe si de Cevallos está vivo o muerto.
El crimen en sí mismo no es sorprendente, los secuestros en México son muy comunes. De Cevallos tampoco es el primer político en ser víctima del crimen violento-varios políticos locales han sido acecinados o atacados en semanas recientes mientras el país se prepara para las elecciones internas. Lo que separa este crimen de otros es el hecho de que la víctima es uno de los hombres más poderosos en México.
De Ceballos, un miembro del Partido Acción Nacional (PAN), es uno de los principales líderes del Yunque, una organización secreta ultraconservadora católica que al parecer tomó el control del PAN en 1970 y continúa dirigiendo su agenda política. Fue candidato presidencial del PAN en 1994 y ha servido durante cuatro periodos en el Congreso: una como Senador y tres en la Cámara de Diputados. Sus colegas y alumnos ocupan puestos clave en el gabinete del presidente Felipe Calderón y en la Suprema Corte. La firma de abogado de Cevallos fue clave en el bloqueo del recuento tan reñido de las elecciones presidenciales del 2006, en el cual el Presidente Calderón fue fuertemente acusado de haberle robado el triunfo al candidato opositor Andrés Manuel López Obrador. Entre 1994 y 1997, el gobierno mexicano investiga su firma de abogados por haber representado empresas vinculadas con el cartel de Juárez: un hospital privado que realizaba cirugías plásticas a capos de la droga, una funeraria que realizo servicios de inhumación al capo Armando Carrillo y a una empresa que se encargaba de lavar el dinero del cartel.
Si bien no se ha confirmado que una Organización de Trafico de Drogas (OTD) ha secuestrado a de Cevallos, su desaparición ha provocado dudas sobre el futuro de la guerra de México contra las drogas.
Ardelio Vargas Fosado, presidente de la Comisión Nacional del Congreso Mexicano de Defensa, dijo a la prensa “Este acto marca un punto de inflexión. Sin duda, la forma en que manejamos la seguridad pública y la seguridad nacional tendrá que cambiar… Habrá que realizar una detallada revisión de la estrategia que se ocupa de la cuestión de la seguridad pública y los riesgos, y amenazas para la seguridad interna del país”.
“Cambio” definido por el gobierno de Calderón parece significar más de la misma estrategia de seguridad. Calderos, en respuesta a la desaparición de su colega y amigo personal, comparo a México con Colombia durante 1980. “Hay etapas en que se presenta la delincuencia organizada durante los 80 y a principios de los 90 [en Colombia] los cuales se están presentando en México, y afortunadamente los estamos combatiendo. Y a pesar de que podría haber etapas en que su esencia podría ser similar [a los de Colombia], las estamos enfrentando y probablemente se producirán más rápido y podemos resolver más rápido. Lo que le tomo a Colombia cerca de 20 años, nos debería tomar tal vez cinco, seis, siete años o menos, dependiendo de la persistencia que le pongamos a nuestras acciones”.
La comparación de Calderón de México con Colombia está diciendo. Mientras que Colombia desmantelo las OTD mas importantes como el cartel de Cali y –Medellín al matar o detener a sus dirigentes, muchos más carteles surgieron para ocupar su lugar. La cocaína sigue fluyendo desde Colombia a Estado Unidos, la única diferencia está en que las OTD mexicanas dominan las rutas de tráfico. El cultivo de la coca aumento en un 15% y la producción de la cocaína aumento un 4% en el curso del Plan Colombia, llevando a la oficina de Responsabilidad Gubernamental de EE.UU. a concluir que “los objetivos en reducción de drogas no se han alcanzado completamente” a pesar de la importante presencia militar de EE.UU y del apoyo financiero, y táctico al ejército Colombiano.
Aparentemente México se dirige por un camino similar de fracaso. Al igual que Colombia, México cuenta con esfuerzos estratégicos militares y legales para desmantelar OTD por medio de arrestos, asesinatos y ataques súbitos. El gobierno EE.UU. apoya estas medidas atreves de la Iniciativa Mérida, un paquete de ayuda que apoya al ejército y policía mexicana en la guerra contra las drogas. Uno de los acuerdos de la Iniciativa Mérida “a llevarse a cabo” para México, es el “numero de traficantes de drogas de alto perfil y capos criminales capturados”.
Como lo demuestra la experiencia de Colombia, la demanda impulsa al tráfico de drogas. Mientras exista un incentivo financiero significativo para el tráfico de drogas, la industria se ajustara y evolucionara de manera que el producto llegue al consumidor. Así como la desaparición y posible asesinato de uno de los políticos más poderosos de México, de ninguna manera debilitara al gobierno federal, causando la muerte o el arresto de los capos de la droga no debilitara la industria de tráfico de drogas. Al igual que l gobierno, las OTD se adaptaran a las nuevas circunstancias y nuevas personas darán un paso adelante para llenar los vacios dejado por las muertes, detenciones y desapariciones. Y la guerra continúa sin cesar.
Independientemente de cuantos capos mata o extradita el gobierno mexicano hacia Estados Unidos, la industria se ha acomodado. Después de que Calderón desplegó a los militares a finales de 2006 para librar la guerra contra las drogas, las incautaciones de drogas han disminuido y la producción de drogas ha aumentado en México. Mientras tanto la situación de seguridad se ha deteriorado rápidamente. Durante el mismo periodo, las violaciones a los derechos humanos hechas por militares han incrementado seis veces. El índice de asesinatos ha incrementado dramáticamente desde 2006, con un total de 22,700 muertes relacionadas con la guerra de drogas. Ciudad Juárez es considerada actualmente como la “capital mundial en asesinatos” y Tijuana es aun más peligrosa que Bagdad.
El problema con las estrategias en seguridad de México es que simplemente no tiene una. Ni Calderón ni el gobierno de los EE.UU. han definido claramente los objetivos que orientan a la guerra contra las drogas. ¿Es el objetivo disminuir las muertes relacionadas con el narcotráfico? Lo contrario esta ocurriendo. ¿Es la meta, eliminar por completo el flujo de drogas hacia los Estados Unido? Eso es imposible. ¿Es la meta, reducir el de flujo de drogas hacia los Estados Unido? Si es así, ¿Exactamente qué cantidad de “reducción” es necesaria para enviar a los militares de regreso a sus cuarteles?
A falta de un conjunto claro de objetivos y un escenario final del juego, la guerra contra las drogas parece ser una cruzada sin fin. Hasta ahora, los políticos de gran poder que han librado esta guerra has sido inmunes a sus efectos. Pero, como una revista mexicana público en respuesta a la desaparición de Cevallos, “El partido en el poder está empezando a cosechar lo que tan dedicadamente a sembrado, porque ‘quien siembra vientos cosecha tempestades’”.