¿SE OLVIDA EL GENOCIDIO ISRAELI?

viernes, 23 de enero de 2009




Yo, artillero, usé fósforo blanco.

Simcha Leventhal
Il Manifesto



Serví como artillero en la división M109 del ejército israelí desde 2000 hasta 2003 y recibí instrucción para utilizar las armas que Israel está usando en Gaza. Sé a ciencia cierta que las muertes de los civiles palestinos no son una desgracia desafortunada sino una consecuencia calculada. Las bombas que el ejército israelí usó en Gaza matan a todo aquel que se encuentre en un radio de 50 metros de la explosión y hieren casi seguro a quienes se hallan a 200 metros. Conscientes del impacto de estas armas, las jerarquías militares impiden su uso, incluso en combate, a menos de 350 metros de distancia de los soldados amigos (250 si se encuentran en vehículos acorazados).
Los testimonios y fotografías de Gaza no dejan lugar a dudas: el ejército israelí usó en esta operación bombas de fósforo blanco, que formaban parte del arsenal cuando yo servía en el ejército. El derecho internacional prohíbe su uso en áreas urbanas densamente pobladas debido a las quemaduras graves que provocan: la bomba explota unas decenas de metros antes de tocar el suelo con el fin de aumentar los efectos, y manda 116 trozos de metralla incendiada de fósforo en una área de más de 250 metros. Durante nuestra instrucción, los comandantes nos dijeron que no llamáramos a estas armas “fósforo blanco”, sino “humo explosivo” ya que el derecho internacional prohíbe su uso.
Desde el principio de la incursión, veía las noticias con rabia y disgusto. Me estremece el hecho de que soldados de mi país disparen artillería pesada contra una ciudad densamente poblada, y que usen municiones de fósforo blanco. Tal vez nuestros grandes escritores ignoren cómo funcionan estas armas, pero nuestras jerarquías militares bien que lo saben. 1.300 palestinos han muerto desde que comenzó el ataque y más de 5.000 resultaron heridos. Según las previsiones más optimistas, más d ella mitad de los palestinos muertos eran civiles que se vieron en medio del fuego cruzado. Cientos de ellos eran niños. Nuestros dirigentes, conscientes de las consecuencias de la estrategia de guerra que adoptaron, sostienen con cinismo que cada una de esas muertes fue un accidente desgraciado.
Quiero ser claro: no ha habido ningún accidente. Quienes deciden usar artillería pesada y fósforo blanco en una de las áreas urbanas más pobladas del mundo saben perfectamente, como yo sabía, que muchas personas inocentes estaban destinadas a morir. Puesto que conocían de antemano los resultados previsiles de su estrategia de guerra, las muertes civiles en Gaza de este mes no pueden definirse honestamente como un accidente desgraciado.
Este mes he asistido a la erosión ulterior de la estatura moral de mi ejército y mi sociedad. Una conducta moral requiere que no sólo se anuncia la voluntad de no herir a civiles sino que se adopte una estrategia de combate consecuente. Usar artillería pesada y fósforo blanco en un área urbana densamente poblada y sostener después que se mató a los civiles por error es inmoral y ultrajante.

La ONU acusa a Israel de crímenes de guerra en su ofensiva contra Gaza


Público


El relator especial de la ONU sobre la situación de Derechos Humanos en Gaza, Richard Falk, afirmó hoy que Israel cometió crímenes de guerra durante su última ofensiva en Gaza.
"La evidencia de la violación de la ley humanitaria es tan clara que no tengo ninguna duda de la necesidad de una investigación independiente que demuestre que Israel ha cometido crímenes de guerra", aseguró Falk en una rueda de prensa telefónica desde su hogar de California, Estados Unidos.
Falk, puntualizó que él considera que Israel cometió crímenes de guerra y contra la humanidad, antes incluso del último conflicto , al aplicar "un bloqueo sostenido durante 18 meses, un bloqueo ilegal de comida, medicamentos y combustible que puede haber afectado a la población de Gaza de por vida".
Además, para el relator de la ONU, judío de religión, los crímenes de guerra se agravan por el hecho de que Israel no permitió a la población civil abandonar el territorio antes de bombardearlo.
"No hay precedentes de que una población entera quede bloqueada en zona de guerra y sin posibilidad de huir y de convertirse en refugiados", explicó. Falk agregó que el crimen es aun más grave porque el 70% de las población de Gaza son menores de 18 años, "con lo que la guerra se libró contra los niños".
"Esas personas pueden quedar afectadas para siempre, no sólo han sufrido un año y medio de bloqueo sino que han sufrido el daño y el miedo de una guerra", indicó Falk.
Argumentos sin base legal
El relator de la ONU descartó totalmente el argumento de Israel de que la acción llevada a partir del 27 de diciembre contra Gaza estaba basada en la "autodefensa". "El argumento no tenía base legal, pero además el uso absolutamente desproporcionado de la fuerza descarta totalmente el argumento de la autodefensa", aclaró el relator.
Ante esta realidad, Falk expresó su deseo y convicción de que Israel sea condenado y perseguido por sus crímenes. Para ello considera que es necesaria una condena explícita del Consejo de Derechos Humanos de la ONU , así como que se inicie un juicio penal internacional.
Maneras de juzgar a Israel
Una de las opciones sería la aplicación de la justicia penal a través de una corte nacional, como ocurrió en el caso del ex dictador chileno Augusto Pinochet que fue requerido por las cortes españolas para ser juzgado por crímenes contra la humanidad.
La otra opción sugerida por Falk sería que la Asamblea General o el Consejo de Seguridad de la ONU estableciera una corte especial en la Corte Internacional de la Haya como la que juzgó los crímenes en la antigua Yugoslavia o en Ruanda.
La tercera opción sería que Israel fuera jugado en la Corte Penal Internacional, algo que es "altamente difícil", dado que el estado hebreo no forma parte de esta institución.
"El medio legal depende de la voluntad política de la comunidad internacional", concluyó Falk. Los 22 días de la ofensiva israelí contra Gaza causaron la muerte de 1.300 palestinos y dejaron a 5.000 más heridos.



La doctrina israelí de la destrucción

Jonathan Cook
CounterPunch



En los últimos días de la ofensiva, antes de decidir un alto el fuego unilateral en Gaza con objeto de evitarle problemas a la entrante administración Obama, Israel se dedicó a intensificar sus ataques, adentrándose con sus tropas más aún en la ciudad de Gaza, redoblando sus bombardeos con fuego de artillería y creando miles de nuevos desplazados.
La estrategia del ejército de Israel en Gaza, incluso en lo que sus oficiales denominaban el “acto final”, siguió el plan de acción aplicado en la guerra del Líbano de hace más de dos años.
En aquel entonces, Israel destruyó gran parte de la infraestructura del Líbano en un mes de ataques aéreos intensivos. Incluso en las últimas pocas horas de la guerra, cuando se estaba alcanzando ya el alto el fuego, Israel lanzó más de un millón de bombas de racimo sobre el sur del Líbano, al parecer con la esperanza de que la zona fuera todo lo inhabitable posible.
De forma parecida, la destrucción de Gaza por Israel continuó con energía implacable hasta el mismo último instante aunque, según informes aparecidos en los medios israelíes, la fuerza aérea había agotado en los primeros días de combate lo que denominó su “banco de objetivos de Hamas”.
El ejército eludió la cuestión ampliando su definición de edificios afiliados a Hamas. O como un alto oficial explicó: “Hamas tiene muchos variantes y estamos atacando todo el espectro porque todo está conectado y todo sirve para apoyar el terrorismo contra Israel”.
Esto incluía mezquitas, universidades, la mayor parte de los edificios gubernamentales, los juzgados, 25 escuelas, 20 ambulancias y varios hospitales, así como puentes, carreteras, 10 estaciones eléctricas, alcantarillado y 1.500 fábricas, talleres y tiendas.
Los funcionarios de la Autoridad Palestina en Ramala valoran por el momento los daños en 1.900 millones de dólares, señalando que al menos 21.000 edificios de apartamentos residenciales necesitan reparaciones o reconstrucciones, convirtiendo de nuevo una vez más a 100.0000 palestinos en refugiados. Además, Israel ha destruido el 80% de las cosechas y de toda la infraestructura agrícola. La AP ha declarado que ha elaborado sus cálculos “a la baja”.
Israel no va a lamentar ninguna de sus acciones. En realidad, la devastación general, lejos de ser un desgraciado daño colateral, ha sido el objetivo no manifestado de toda la ofensiva. Israel ha perseguido la emasculación política y militar de Hamas mediante la extendida destrucción de la infraestructura y economía de Gaza.
Esto es lo que se conoce como “Doctrina Dahiya”, llamada así tras lo ocurrido en el suburbio de Beirut de ese nombre que fue casi totalmente arrasado durante el ataque israelí contra el Líbano del verano de 2006. Tal doctrina se resumió en una frase utilizada por Dan Halutz, el jefe del estado mayor de Israel en aquel momento. Dijo que los bombardeos del Líbano “atrasarían los relojes veinte años”.
El oficial al mando en el sur de Israel, Yoav Galant, se hizo eco de esos sentimientos el primer día de la ofensiva contra Gaza: El objetivo, declaró, era “devolver Gaza al pasado en varias décadas”.
Más allá de estas citas jugosas, Gadi Eisenkot, jefe del mando del norte de Israel, calificó en octubre los aspectos prácticos de la estrategia: “Lo que sucedió en el barrio de Dahiya de Beirut en 2006 le sucederá a cada pueblo desde el que se dispare contra Israel. Le aplicaremos una fuerza desproporcionada y causaremos allí gran daño y destrucción. Desde nuestro punto de vista, esos no son pueblos civiles, son bases militares. Esto no es una recomendación. Esto es un plan”.
En la entrevista, el general Eisenkot discutía sobre la próxima serie de hostilidades con Hizbollah. Sin embargo, la doctrina estaba también especialmente formulada para utilizarla en Gaza.
Gabriel Siboni, coronel de la reserva, expuso el nuevo “concepto de seguridad” en un artículo publicado por el Instituto de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv dos meses antes del ataque contra Gaza. Las estrategias militares convencionales a la hora de emprender la guerra contra estados y ejércitos, escribió, no van a poder derrotar a movimientos de resistencia subnacionales como Hizbollah y Hamas, que están profundamente arraigados en la población local.
El objetivo por tanto era utilizar una “fuerza desproporcionada”, que de ese modo “infligiera daños y castigos en extensión tal que requirieran de largos y caros procesos de reconstrucción”.
El coronel Siboni identificó que en los objetivos principales de la furia destructiva de Israel: “la elite en el poder y quienes toman las decisiones” se incluían “los intereses económicos y los centros de poder civil que apoyen la organización [del enemigo]”.
Lo mejor que Israel podría esperar contra Hamas y Hizbollah, concedió el coronel Siboni, es un alto el fuego con condiciones mejoradas para Israel y retrasar la siguiente confrontación dejando que “el enemigo tratara de mantenerse a flote asfixiado por caros y largos procesos de reconstrucción”.
Sin embargo, en el caso de la larga reconstrucción de Gaza, Israel dice que espera que no se repitan los errores del Líbano. Entonces, Hizbollah, ayudado por la financiación iraní, consiguió que la población local le apoyara aún más cuando a toda velocidad se puso a sufragar los gastos de reconstrucción de las casas libanesas destruidas por Israel.
Según los medios israelíes, el ministro de exteriores ha reunido ya un grupo especial de trabajo para “el día después” con objeto de asegurar que ni Hamas ni Irán se lleven el reconocimiento de la reconstrucción de Gaza.
Israel quiere que toda la ayuda se canalice a través de la Autoridad Palestina o de los organismos internacionales. Cerrar totalmente Gaza, impidiendo el contrabando a través de los túneles bajo la frontera con Egipto, es parte integral de esa estrategia.
Pero, para satisfacción de Israel, es probable que la reconstrucción de Gaza vaya incluso más lenta de lo que cabía esperar.
Fuentes diplomáticas están indicando que, aunque occidente haga llegar los flujos de ayuda a la AP, servirá de poco si Israel sigue manteniendo el bloqueo e impide las importaciones de acero, cemento y dinero.
Asimismo, se ha comentado que los donantes internacionales están ya cansados de financiar proyectos de construcción en Gaza para ver cómo Israel los destruye poco después.
Con mucho más que una muestra de exasperación, el ministro de exteriores noruego, Jonas Gahr Stoere, resumió la pasada semana el punto de vista general de los donantes: “¿Es que vamos a tener que dar otra vez más dinero para que se construya algo que a continuación se destruye, se reconstruye y se vuelve a destruir?”.


Gaza: “Vi como un soldado israelí mataba a tiros a mis dos hijitas”.

Donald Macintyre
The Independent/ ICH



CIUDAD DE GAZA: Un padre palestino afirma que vio como dos de sus jóvenes hijas fueron muertas a tiros y otra gravemente herida por un soldado israelí que salió de un tanque estacionado y abrió fuego mientras la familia obedecía órdenes de las fuerzas israelíes de abandonar su casa.
Khaled Abed Rabbo dijo que Amal, de dos años y Suad, de siete, fueron muertas por disparos del rifle semiautomático del soldado. Su tercera hija, Samer, de cuatro años, fue evacuada a la unidad intensiva de un hospital belga después de sufrir graves heridas a la columna vertebral que fueron infligidas en el ataque al comienzo de la iniciativa israelí por tierra.
El señor Abed Rabbo estaba de pie ayer junto a su casa destruida posteriormente en el borde oriental de la ciudad norteña de Gaza de Jabalya y describió cómo un tanque se colocó delante del edificio a las 12.50 de la tarde el 7 de enero y ordenó en árabe a la familia a través de un megáfono que abandonara el edificio. Dijo que su madre de 60 años también recibió disparos mientras se iba agitando su pañuelo blanco con su hijo, su nuera y sus tres nietos.
“Dos soldados estaban en el tanque comiendo papas fritas, y un hombre salió del tanque con un rifle y comenzó a disparar a los niños,” dijo el señor Abed Rabbo, quien recibe un salario de policía de la Autoridad Palestina en Ramala dominada por Fatah. La familia dijo que el arma usada por el soldado era un M16 y que la primera a la que dispararon fue Amal. El señor Abed Rabbo dijo que luego dispararon a Suad y afirmó que fueron 12 balas, luego a Samer.
El soldado que disparó el rifle tenía lo que el señor Abed Rabbo pensó que eran bucles visibles bajo su casco, dijo. La pequeña minoría de judíos ultra-ortodoxos que sirven en el ejército está en una unidad que no participó en la ofensiva de Gaza y sólo una pequeñísima cantidad de colonos que también gustan de ese estilo de peinado sirven en otras unidades.
Hasta ahora ha sido imposible verificar independientemente la afirmación del señor Abed Rabbo, y los militares dijeron anoche que las FDI [ejército israelí] “no atacan a civiles, sólo a terroristas de Hamas y la infraestructura.” Agregaron que: “Las FDI están investigando varias afirmaciones en relación con la Operación Plomo Fundido y responderán correspondientemente al fin de su investigación.”
El distrito se llama Abed Rabbo por el clan que vive allí en su mayor parte. El denso techo de hormigón de la casa ahora cuelga a un ángulo de más de 45 grados, y por lo menos otros tres grandes edificios han sido arrasados en el inmediato vecindario agrícola semi-rural. Khaled Abed Rabbo dijo que hubo una demora antes de que la ambulancia pudiera llegar al edificio porque la carretera desde el oeste había quedado intransitable por las maniobras de los tanques.
Los soldados permitieron finalmente que la familia se fuera a pie. Agregó que caminaron dos kilómetros antes de encontrar un vehículo que los llevara al Hospital Kamal Adwan. Dijo: “Yo llevaba a Suad, que estaba muerta, mi mujer llevaba a Amal y mi hermano Ibrahim llevaba a Samer.”
Agregó: “Nos somos de Hamás. Mis niños no son de Hamás. Y si iban a dispararle a alguien debiera haber sido a mí. Agregó: “Quiero que la comunidad internacional y la Cruz Roja Internacional pregunten a Israel por qué nos han hecho esto. Hablan de democracia, ¿pero es democracia matar niños? ¿Qué les han hecho los niños? ¿Qué les hizo mi casa? Destruyeron mi vida.”
La Ciudad de Gaza muestra señales de volver a una forma de normalidad mientras reabren más negocios. Las oficinas de la principal compañía telefónica palestina Jawwal reabrieron aunque esto no ha aliviado severos problemas de conectividad en la red móvil palestina.
Algunos policías de Hamás habían vuelto a dirigir el tráfico, aunque en pequeñas cantidades que antes de la ofensiva. Cifras no confirmadas dicen que 270 policías de Hamás fueron muertos, sobre todo en los ataques aéreos durante la primera semana. En un mitin de la victoria de ayer en la Ciudad de Gaza, partidarios de Hamás convergieron en una plaza cerca de los restos del edificio bombardeado del parlamento.
“Desconsoladora”: la cara fea de la guerra
El secretario general de la ONU, que se veía afligido, describió la devastación de Gaza como “desconsoladora” en una visita al área ayer después de 22 días de ataques israelíes.
“He visto sólo una fracción de la destrucción,” dijo Ban Ki-moon, de pie frente a un almacén de la ONU incendiado el jueves pasado por obuses israelíes. “Esto es espantoso y alarmante. Son escenas desconsoladoras que he visto y estoy profundamente acongojado por lo que he visto hoy,” dijo.
El señor Ban exigió una investigación exhaustiva del bombardeo israelí del complejo de la Agencia de Ayuda y Trabajo de la ONU. Funcionarios de la ONU dijeron que el complejo, que seguía humeando ayer, fue atacado con munición de fósforo blanco que supuestamente no debe ser utilizada en áreas densamente pobladas por el daño causado a civiles. El señor Ban dijo que los ataques israelíes contra las instalaciones de UNRWA y dos escuelas de la ONU en Gaza, en uno de los cuales mataron a 40 palestinos refugiados, eran “indignantes.”
Amnistía Internacional dijo que el repetido uso por Israel de las municiones a pesar de la evidencia de sus efectos indiscriminados y del daño para civiles “es un crimen de guerra.” El ejército israelí ha iniciado una investigación pero dice que combatientes de Hamas operan desde áreas densamente pobladas, y que utilizaron edificios de la ONU para ataques.
El señor Ban dijo: “Ha sido especialmente inquietante y desconsolador para mí como secretario general que no haya podido terminar esto más rápido,” dijo. Instó a Israel y a Hamas a “ejercer máximo control y a que den alas al cese al fuego.”



"Y entonces le pregunté al secretario general de las Naciones Unidas si no era el momento de crear un tribunal de crímenes de guerra…"

Robert Fisk
The Independent

Traducido para Rebelión por S. Seguí


Y el señor Ban dijo que no iba a ser él quien crease un tribunal de este tipo. Fue patético.
Es un cambalache, pan comido, un alto el fuego puntual de Israel para facilitarle a Barack Obama una toma de posesión limpia de polvo y paja, y todo el mundo esté pendiente de las calles de Washington en lugar de las ruinas de Gaza. Condi y la Sra. Livni consideraron que su nuevo acuerdo de control de armamento –firmado sin la participación de un sólo árabe– funcionaría. Ban Ki-moon acogió positivamente la tregua unilateral y la gente importante se reunió en una cumbre en Sharm el Sheik. Todo ello sin consultar a Hamás, lo que añadió, por supuesto, algunas arrugas al plan. En primer lugar, antes de declarar su propio alto el fuego, Hamás lanzó algunos cohetes más sobre Israel, probando que el primer objetivo de la guerra –poner fin al lanzamiento de cohetes– había sido un fracaso. Más tarde, El Cairo se desentendió del acuerdo porque no iba a permitir que nadie instalara sistemas de vigilancia electrónica en suelo egipcio. Y ninguno de los líderes europeos que viajaron a la región sugirió que se pudiera ayudar a los sobrevivientes si se ponía fin al bloqueo de alimentos y combustible de Gaza por parte de Israel, la UE y EE UU.
Después de matar a centenares de mujeres y niños, Israel era de nuevo el bueno de la película al declarar un alto el fuego unilateral que Hamás iba a romper, sin duda. Pero el martes Obama sonreiría. ¿No era ésta, después de todo, la razón de por qué Israel de repente deseaba una tregua?
Las objeciones de Egipto pueden ser puro teatro: EE UU gastó 18 millones de libras (aprox. 20 millones de euros) en dar formación a las fuerzas de seguridad egipcias sobre cómo poner fin al contrabando de armas en Gaza, y dado que EE UU es quien sostiene la economía de Egipto, hace la vista gorda a la corrupción del régimen y sigue dando respaldo a Hosni Mubarak, no cabe duda de que se obtendrá un compromiso en poco tiempo.
Y Hamás perdió sus garras. Los espías de Israel en Gaza informaron de la situación de sus hogares y escondrijos, y el gobierno de Gaza se debe de estar preguntando si van a ser capaces algún día de acabar con estas redes de espionaje. Hamás pensó que su milicia era como Hezbolá –un grave error– y que el mundo vendría en su ayuda. El mundo –pero no sus pomposos líderes– ha sentido una enorme piedad por los palestinos, pero no por los cínicos dirigentes de Hamás que dieron un golpe en Gaza, en 2007, que produjo la muerte de 151 palestinos. Y, como de costumbre, los líderes europeos se mostraron lamentablemente alejados del estado de opinión de sus electores.
Y además se ha olvidado completamente la historia. Los cohetes de Hamás eran la reacción al bloqueo de alimentos y combustibles. Israel violó la propia tregua de Hamás el 4 y el 17 de noviembre. Se olvidan del hecho de que Hamás ganó las elecciones de 2006, si bien Israel ha matado ahora a buen número de los elegidos.
Y les quedará poco tiempo a los pacificadores de Sharm el Sheik para reflexionar sobre las tres escuelas de las Naciones Unidas que fueron atacadas por los israelíes y la matanza de civiles dentro de ellas. Pobre Ban Ki-moon. Intentó hacerse oír poco antes del alto el fuego, cuando dijo que las tropas de Israel habían cometido atrocidades y que debían ser castigadas por los asesinatos de la tercera escuela. Vana esperanza. En una conferencia de prensa que dio en Beirut, confesó que ni siquiera había recibido una llamada de queja del Ministerio israelí de Asuntos Exteriores.
Fue patético. Cuando pregunté al señor Ban si pensaba en la posibilidad de crear un tribunal de las Naciones Unidas para los crímenes de guerra cometidos en Gaza, dijo que no le correspondía a él determinarlo. Pero sólo unos pocos periodistas se molestaron en escucharlo, mientras sus funcionarios recogían y plegaban rápidamente la bandera de las Naciones Unidas que había sobre la mesa. A tiempo, también. Recuperemos la Sociedad de Naciones. Todo está personado.
Lo que nadie percibió –ni los árabes, ni los israelíes, ni los portentosos representantes europeos– es que la reunión de Sharm el Sheik del domingo pasado coincidió con el 90 aniversario –día por día– de la inauguración de la Conferencia de París de 1919 que dio nacimiento al moderno Oriente Próximo. Uno de los temas principales ese día fue las fronteras de Palestina. Y de ahí siguió el Tratado de Versalles. Y ya sabemos lo que sucedió después. El resto es historia. Que entren los fantasmas.

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