Honduras, la mano que mece...

jueves, 30 de julio de 2009

Honduras: con el pueblo y sin Arias
ÁNGEL GUERRA CABRERA.

Mientras más crecen la resistencia de los hondureños contra la dictadura y la solidaridad internacional con su causa, más se empeña Washington en reflotar la desacreditada mediación de Óscar Arias, varita mágica para consolidar el golpe de Estado y, en todo caso, desgastar al movimiento popular.
De Arias habría que decir que donde menos se le cree es en la propia Costa Rica. Allí es notorio su protagonismo en la aplicación de las políticas neoliberales, las corruptelas a ellas unidas, la forma tramposa y mendaz con que instrumentó el tratado de libre comercio con Estados Unidos y, en particular, el referendo respecto a su aprobación, que se vio forzado a convocar. Para ganarlo, el Nobel recurrió a las prácticas más antidemocráticas y fraudulentas. En cuanto a Nicaragua y el resto de Centroamérica, los pueblos no olvidan su contumaz subordinación a Estados Unidos y el menoscabo del sandinismo cuando arbitraba las negociaciones de paz sobre aquel país.
Al inventar la mediación de Arias, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, anulaba gran parte de la fuerza de las resoluciones adoptadas por la Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Grupo de Río, que exigían la restitución inmediata e incondicional de Manuel Zelaya en la presidencia de Honduras. Negociar con los golpistas entraba en abierta contradicción con el consenso internacional y dotaba a aquellos de una personería jurídica y política no reconocida por los países latinoamericanos y europeos, que, a diferencia de Washington, retiraron sus embajadores del país centroamericano.
Al verse tácitamente reconocidos por Washington, los hasta entonces acosados personeros del tambaleante régimen de facto se llenaron de ínfulas, al extremo de rechazar la propuesta de Arias, pese a que ataban de pies y manos a Zelaya, al tiempo que la ultraderecha de Estados Unidos y el Departamento de Estado aprovechaban para redoblar la campaña internacional de relaciones públicas a su favor. La publicación en el Wall Stret Journal de un largo artículo del jefe civil de la dictadura militar es una prueba irrefutable de la enorme simpatía de que gozan los gorilas en importantes círculos económicos y políticos del norte revuelto y brutal.
Es evidente la existencia de importantes contradicciones en el equipo de Obama y la elite del poder imperial ante la cuestión de Honduras, al igual que frente a otros importantes temas internacionales, pero en lo que no tienen desavenencias, aunque puedan diferir en las formas y plazos, es en el objetivo de liquidar a la Cuba socialista y a los gobiernos populares de la región investidos por sus pueblos en asambleas constituyentes. Ésa es la objeción central del imperio y las oligarquías contra Zelaya: su voluntad de consultar al pueblo sobre la convocatoria a una constituyente. Por cierto, no para relegirse, por más que ésta sea una aspiración legítima cuando responde a la inspiración popular, toda vez que la hipotética constituyente se reuniría tiempo después de haber Zelaya abandonado el cargo. El objetivo fundamental que buscaba el presidente era una Constitución salida del pueblo y no de una dictadura militar como la vigente.
Si ello preocupaba al imperio y las oligarquías antes del 28 de junio, día del golpe, un mes después se ha vuelto una pesadilla a la vista del extraordinario y raigal Frente Popular de Resistencia contra el golpe de Estado, que en su crecimiento ha logrado atraer a su seno a muchos miembros de base de los partidos políticos tradicionales, irremediablemente despedazados después de esta coyuntura.
Podrá Zelaya regresar antes o después a asumir su mandato, pero ya en Honduras ha surgido una creativa experiencia de cómo enfrentar con el pueblo organizado y radicalizado la nueva generación de golpes de Estado que planean ejecutar en América Latina sectores del imperio y las oligarquías. Las bases yanquis, que pronto apuntarán contra Venezuela y los movimientos y gobiernos populares de la región, y la Cuarta Flota forman parte de este diseño agresivo.
La insistencia de Washington, Insulza y los gobiernos derechistas en resucitar la mediación de Arias ya no busca sólo consolidar a los golpistas, sino evitar a toda costa su derrocamiento por una insubordinación popular, acontecimiento que desbordaría con creces a Honduras y se proyectaría como una gran victoria continental de las fuerzas populares contra la nueva contraofensiva del imperio y las derechas locales.

El choque detras del golpe: CAFTA contra ALBA
Andy Robinson / Bilaterals

Cuando el presidente hondureño Manuel Zelaya tomó la decisión a mediados del año pasado de incorporar a Honduras a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestras Américas (ALBA), Tegucigalpa empezó a "arder con una controversia entre el gobierno y los sectores empresariales" según Jill Hokanson autor de un informe para la campaña Stop CAFTA.

Plantando cara al proyecto de integración interamericana impulsado por EE.UU. y plasmado en el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y EE.UU., el ALBA atemorizaba a las elites empresariales en Honduras cuyo poder depende de estrechas relaciones económicas y militares con EE.UU.

Creado en diciembre del 2004 por Cuba y Venezuela, ha crecido para incluir a Bolivia, Ecuador, Nicaragua y otros países centroamericanos y caribeños. Y ALBA no es cualquier tratado comercial. Rechaza la apertura económica hacia EE.UU. en favor de la autoayuda regional, más acuerdos con países del sur como China; su consigna es ’Nuestro norte es el sur’. Incluye planes de alfabetización, enseñanza y sanidad gratuitos y la integración del suministro de energía, transporte, y telecomunicaciones.

"Pretendemos corregir asimetrías y desequilibrios" y "recuperar la soberanía" potenciando "empresas estatales en lugar de multinacionales privadas", según explicó en una entrevista concedida a La Vanguardia Bernardo Álvarez, ex presidente del Banco ALBA ahora embajador de Venezuela en Washington.

Como suministrador de petróleo en condiciones favorables y principal fuente de financiación de desarrollo, Venezuela es el peso pesado del ALBA. Honduras —número dos en el ránking latinoamericano de pobreza tras Haití con la mayor concentración de riqueza de Centroamérica— recibía 20.000 barriles de crudo venezolano al día hasta el golpe y 30 millones de dólares de BANADES, el banco de desarrollo venezolano. Eso le permitió subir el salario minimo un 60% e iniciar programas antipobreza. Fue la primera vez en la historia que Honduras tenia un hombro sobre el cual podía llorar que no fuese el del huesudo Tío Sam.

"Con el proyecto estadounidense se da acceso a las multinacionales privadas en todas partes. Nosotros tenemos otra visión de la soberanía", dijo Álvarez. Cuando Zelaya anunció la entrada en el ALBA, el congreso en Tegucigalpa empezó a llamar a abogados, periodistas y a militares, fieles a la memoria del magnate frutero de Alabama Samuel Zemurray, rival de la United Fruit en los años de golpismo frutero a principios del siglo XX, que bromeó: "Puedo comprar la legislatura hondureña por menos de un burro".

Según explica Nicolas Kozloff en un excelente artículo, la multinacional estadounidense Chiquitita, antes United Fruit, protestó ante la asociación empresaria Hondureña de que el aumento del salario mínimo adoptado pro Zelaya complicaría sus operaciones en Honduras, concretamente ocho millones de cajas de piñas y 22 millones de cajas de plátanos "No deberíamos morder la mano e[estadounidense] que nos da de comer", advirtió el ex presidente Ricardo Maduro, un refrán sempiterno en Centroamérica desde las terroríficas derrotas de la izquierda en Nicaragua y El Salvador en los años ochenta..

Pero Zelaya no se detuvo. Suspendió el programa de créditos del FMI en favor de acuerdos con ALBA, otra declaración de guerra contra los frequent flyers de la ruta Tegucigalpa-Miami. Fue el inicio del camino hacia el primer golpe en Centroamérica del siglo XXI. "¡No al comunismo! ¡No a Chávez! ¡No a Zelaya! ¡No al ALBA!" gritaban manifestantes en Miami la semana pasada.

Y es que ALBA pone los pelos de punta no solo en Tegucigalpa sino en Miami, y Washington también. Choca frontalmente con los objetivos del plan de integración de EE.UU. con los países centroamericanos, la cabeza de puente de una segunda ofensiva para generar apoyo al Tratado de Libre Comercio de las Américas —el objetivo principal de EE.UU en la región latinoamericana— tras el fracaso estrepitoso hace cuatro años en la cumbre de Mar del Plata.

El Tratado de libre comercio con Centro América (CAFTA, según sus siglas inglesas que son las más indicadas) pretende crear el libre acceso a mercados, liberalización de inversiones multinacionales, privatización, y protección férrea de derechos de propiedad intelectual de las empresas multinacionales.

En nombre de CAFTA, Roberto Micheletti —ex consejero delegado de la teleco estatal Hondutel y, desde el golpe, presidente de facto del país— defendía la plena liberalización del sector de telecomunicaciones y la privatización de Hondutel. Zelaya se negó apoyando la presencia estatal en la empresa para financiar programas sociales.

Curiosamente, el levantamiento militar en apoyo a CAFTA se produce mientras economistas de la nueva ola estadounidense lo cuestionan: "Si NAFTA [el acuerdo de libre comercio entre México EE.UU. y Canadá] ha resultado tan decepcionante para México, cuesta creer que CAFTA ayude el desarrollo en Centroamérica", señala el economista de Harvard Dani Rodrik.

Hace tres o cuatro años la victoria de CAFTA sobre ALBA habría estabado garantizada. Conscientes del precio pagado por la desobediencia en los ochenta cuando murieron decenas de miles de campesinos en guerras contrisurgetnes fianciadas desde Washington, los gobiernos centroamericanos apoyaban el nuevo modelo de Washington. Dick Cheney citaba las guerras de contrainsurgencia en El Salvador como ejemplos para una transición democrática en Iraq. Pero desde entonces, partidos de izquierdas han ganado en Nicaragua, Guatemala, y El Salvador. Aunque los dos últimos defienden el CAFTA, no rechazan al ALBA. Es más, el primer balance no es demasaido favorable para el CAFTA. Mientras ALBA ha aportado beneficios tangibles —millones de barriles de petróleo y creditos para el desarrollo carentes de las duras condiciones exigidas por el FMI —, CAFTA ha coincidido con más importaciones desde EE.UU. e inversiones multinacionales.

Los precios de alimentos básicos se han disparado; la protección de patentes fármacos hasta el 2029 impide el uso de genericos y encarece la sanidad. Y, uno de cada siete hondureños se ha marchado rumbo al norte, no a las opulentas comunidades de expatriados centroamericanos en Miami sino a Nueva Orleans, mano de obra barata para la reconstruccion post Katrina.

La situación en Honduras, cada vez más parecida a una dictadura: gobierno constitucional
Respaldo a Zelaya y espaldarazo a la iniciativa de Arias en la cumbre de Tuxtla
Calderón llama a fortalecer el liderazgo del proceso de mediación para salir de la crisis política
Guanacaste, 29 de julio. La cumbre del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla, cuyos miembros integran la región mesoamericana, volvieron hoy a condenar enérgicamente el golpe de Estado en Honduras, exigieron la restitución del mandatario constitucional, Manuel Zelaya, y dieron su respaldo a la iniciativa presentada por el mandatario de Costa Rica, Óscar Arias, en su condición de mediador.
El vicepresidente del gobierno constitucional hondureño, Arístides Mejía, denunció en la 11 cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla que la situación en su país se parece cada vez más a una dictadura, con asesinatos selectivos, toque de queda y restricciones a la prensa, por lo que pidió más apoyo de países amigos como México para emprender nuevas acciones.
Tras recibir el espaldarazo de sus colegas, Arias reveló que por la mañana habló con el presidente del gobierno de facto, Roberto Micheletti, quien le propuso que alguien de su confianza como Enrique Iglesias hable con los diferentes poderes del Estado y reiteró su negativa a la restitución de Zelaya, punto toral del Acuerdo de San José.
En su intento por tratar de convencer a los golpistas, Arias los llamó al inicio de los trabajos a aceptar la restitución de Zelaya, so pena de exponerse al ostracismo absoluto.
O revierte el camino andado, anulando ciertos actos (...) o enfrenta el ostracismo absoluto, advirtió Arias, mediador en el conflicto y Premio Nobel de la Paz 1987.
Arias pidió al régimen de facto y al presidente constitucional que acepten el Acuerdo de San José, que incluye la restitución de Zelaya, su renuncia a reformar la Carta Magna –una consulta para plantear una pregunta a la población sobre una Asamblea Constituyente fue según los golpistas el detonante del conflicto–, amnistía y adelanto en un mes de las elecciones del 29 de noviembre.
El Acuerdo de San José sigue vivo (...) Estamos a tiempo todavía, subrayó Arias, quien ha advertido del peligro de una guerra civil en Honduras.

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